Podemos reducir nuestra existencia a lo más básico, sobrevivir. Pero sobrevivimos no sólo como individuos sino también colectivamente. Hay tanta gente en el mundo, que el suicidio sólo nos importa como condición plausible a una cercanía nuestra, no como incidente capaz de una destrucción masiva, porque es biológicamente imposible. Hay suicidas, porque la naturaleza nos lo permite, y es “tan infrecuente…” Si somos entes programados por agentes externos, ¿por qué crear un sistema de auto sabotaje? Y si somos individuos independientes, ¿por qué destrozar lo que debe estar en primer lugar debido a nuestra condición de seres dotados de existencia?
Creo que ahí entra nuestra independencia con respecto al automatismo, nuestra ruptura con la naturaleza, ahí sale a flote nuestra mitad únicamente humana, cultural. Leí en algún lado, que un filósofo llamado Pico Della Mirandola, había propuesto nuestra existencia de esta manera: Dios creó al mundo, y le asignó a cada cosa una función específica, por ejemplo, los tigres no pueden dejar de cazar, las plantas son estáticas y tienen, como el resto de cosas, una meta fija. Los seres humanos, por el contrario, somos seres inacabados, seres que tenemos la obligación de construirnos a nosotros mismos, ahí radica nuestra libertad y nuestra grandeza. El resumen grosero de esta ingeniosa propuesta nos indica que poseemos una cierta libertad para crearnos, para hallar un puesto no asignado dentro del universo. Con esta postura, no asumo la libertad total (es más, soy un fervoroso seguidor del determinismo causal) pero cedo al hombre una libertad, como especie, de construirnos.
No he investigado lo suficiente con respecto al suicidio, pero normalmente se da debido a causas más fisiológicas o patológicas que por cualquier otro motivo. Es decir, según lo que he leído esta conducta queda simplificada a una mera enfermedad. Es probable, sin embargo, también quedaría analizar el efecto en el medio en el que se produce semánticamente. Mucha gente habla del suicidio, y he escuchado esta analogía relacionada con los poetas. Es un aspecto curioso, que sugiere una pueril ignorancia pero no creo que deba ser tomado a la ligera. La gente que relaciona la lírica con el suicidio debe tener un cierto temor a la exploración interna, pues, como se dice “puede llevar a la locura”. Creo que este miedo, aunque con pautas significativamente sociales, también acarrean consecuencias a nivel más íntimo, donde pueda crearse un cierto miedo a uno mismo, fundamentado no sólo con lo que se ve y lo que se escucha, sino también a lo que se experimenta.
El suicidio en algunos casos debe tener algún justificativo lógico, y suele convertirse entonces en un asunto simbólico. Muchas personas han muerto y seguirán muriendo sacrificando su vida por algún ideal. Por lo tanto, desde cierta perspectiva, no nos vemos únicos y solipsistas, necesitamos comunicar, y necesitamos existir, no sólo por nosotros sino también por los demás. Tenemos conciencia y nos vemos como individuos, pero también creemos en la unidad a la que llamamos “seres humanos”, y vivimos, en realidad, no por nosotros mismos, sino también por los demás. El suicidio puede ser visto como algo egocéntrico, pero se la realiza (justificada o no), por los demás.
Monday, April 23, 2007
Suicidio y Causalidad (especulaciones)
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Ensayo breve
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