Carlos despertó ese día y se quedó en la cama por una hora más. Entonces, se dijo a si mismo: “Creo que este va a ser un día especial” y se levantó de la cama, porque le sonaba el estómago. Caminó derecho hasta el calendario donde estaba la chica de marzo, le dio un beso y pensó: “que pena haber dado sólo 28 besos a Febrero”. Desayunó en medio del desorden que grasosamente lo incomodaba. Prendió la televisión y durante una hora cambió de canal para ver si encontraba algo bueno en la televisión. Eran las 12 del mediodía. Era un domingo.
Cuando estuvo listo para salir eran las 2 de la tarde y nuevamente lo que le incitaba a moverse fue el hambre. Creo que entonces pensó algo así como: si no tuviera hambre no me movería en todo el día o tengo ganas de una pizza. Al salir, vio la cámara fotográfica de su amigo el Juanchi junto a la puerta. A Juanchi no le gustaba nada que el cogiera sus herramientas, pero él no estaba. Carlos reafirmo su pensamiento de que este iba a ser un buen día, tomó la cámara de su amigo y salió.
Se subió en su motocicleta y se puso a pensar que sería interesante fotografiar en un domingo. No hay mucha gente en las calles, lo que puede ser bueno o malo dependiendo de lo que se quiera fotografiar. “Que suerte tiene el Juanchi, le toca fotografiar a esas mujerzotas… ¿cómo hará para conseguirlas? Ojalá me encontrara con una, entonces le diría: disculpa, los ojos de mi cámara tienen tan buen gusto como los míos, así que no puedo privarlos del privilegio de verte… Entonces, cuando le esté tomando las fotografías…”
El sonido estridente de un pito calló sus planes. Miró para atrás y una camioneta se venía mientras las llantas trataban de contener la furia del motor. De pronto todo fue muy confuso, la camioneta estaba parada, la motocicleta en el suelo y Carlos un par de metros más allá.
“¿Qué pasó? No me di cuenta de nada”, pensó Carlos, cuando vio al Juanchi bajarse de la camioneta. Le preguntó si estaba bien y Carlos le dijo que totalmente.
- Oye pero ten más cuidado con la moto, te puede pasar algo
- Si tienes razón. ¿¡Oye pero de dónde sacaste semejante carrocería!?
- Ah, me lo prestó el papa de mi ex
- Ah…. ¿y cómo así? ¿no que no se soportaban? – Carlos se dio cuenta de que llevaba la cámara de Juanchi colgada en su cuello – Ah, la cámara, disculpa por tomarla, ya sé que no te gusta que la coja pero…
- Tranquilo Carlos, ¡pero si hoy es un día especial! Disculpa que me vaya, pero estoy de apuro
“Si que es un día especial” pensó Carlos, mientras revisaba que su motocicleta aún estuviera en condiciones de andar. Bueno entonces, a seguir buscando algo interesante que fotografiar.
“Que día” pensaba mientras veía a la gente a su alrededor, una señora que vende los chicles está masticado uno, el taxista del otro lado de la calle no estaba manejando, sino que le prestó a su esposa el auto y él se sentó atrás mientras jugaba con sus hijos. Parecía como sí cada quien estuviera poniéndose al servicio de si mismo. “Debe ser porque es domingo” concluyó Carlos.
Cuando la calle misteriosamente empezaba a tornarse desértica, los rayos de sol marcaron un camino en la calle con el reflejo de su luz y apuntaban a una figura humana (femenina ahora que se acercaba) directamente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca logró distinguir a la chica del calendario de febrero. No podía salir de su asombro y no pudo siquiera balbucear las palabras que había planeado, al menos, pudo parar frente a ella la moto y antes de nada, ella le dijo:
- Que linda cámara amigo ¿cómo te llamas? Espera, mejor no me digas, así todo va a ser más misterioso…
- Está bien.. si justamente quería eso… tomarte unas fotografías para tenerte en mi cuarto todos los meses
- ¡Ay! Se nota que no entiendes nada. Yo soy quién te va a tomar las fotografías.
La modelo le arrancó la cámara y se puso a tomarle muchas fotografías. Él, confundido, no sabía que hacer pero decidió posar para la modelo que cada vez se emocionaba más y empezaba a perder la razón, pero al terminar se calmó totalmente. Le dijo “gracias corazón y le dio la cámara” le pidió que las revele lo más pronto posible, le dio un beso en la boca y después de unos momentos, la señorita Febrero había desaparecido.
Confundido decidió seguir su marcha. Salió de su casa con la idea de comer pero no tenía nada de hambre. Ahora estaba con una serie de fotografías de él mismo. Llegó al estudio fotográfico pero no había nadie, hasta que salió un hombre con un rostro tan ensombrecido que sus rasgos eran apenas visibles. Le pidió el rollo, Carlos le dio la cámara y este hombre se la llevo.
- ¿Oiga y cuánto se demora?
- …
- ¿Qué? No le escuché, bueno ya vuelvo
- Ya está.
- ¿Tan rápido?
- Ahora disfrútelas. Es un día especial para ello.
- Mmm....
Cada pared se iba tornando inconsistente, había algo que no estaba bien. Al abrir el sobre que contenía las fotos estaban en blanco, pero la luz al infiltrarse en el papel empezó a dibujar imágenes. Velozmente, las líneas que delimitan las formas tomaban su puesto y revelaban la imagen. Era el mismo ensangrentado en el suelo. Miró otra fotografía y era su motocicleta en el suelo junto a la camioneta que lo había chocado. En otra estaba rodeado de gente y él apenas podía abrir los ojos para comprender lo que sucedía. Empezó a invadir el lugar un sonido agudo intermitente que hacía eco en todas partes, y que cada vez se aceleraba más. Soltó las fotografías; no se vio a si mismo en una de ellas subiendo a una ambulancia.
Las paredes perdían su forma rectilínea ligeramente para tornarse curvas por segundos, luego volvían a la normalidad. Carlos empezó a correr a la misma velocidad a la que iba perdiendo el control. En una columna que sostenía una casa inmensa encontró su calendario. Las hojas se arrancaban violentamente del calendario: enero, febrero, marzo abril… hasta diciembre que llegó con un viento que tenía olor a sangre. El sonido se iba acelerando a medida que su corazón latía con más fuerza. La chica de diciembre le miró a los ojos y le dijo: “¿Qué pasa nene? ¿Vas a irte sin darme el último beso?” Carlos se miró y su cuerpo estaba con varias heridas, todo alrededor empezó a desvanecerse, mientras la chica del calendario se envejecía frente a sus ojos. Al final, sólo pudo escuchar aquel sonido agudo de corrido... Esta vez, tomándose todo el lugar indefinidamente.
Tuesday, November 21, 2006
El día especial (versión libre de "Pedales")
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