Tuesday, June 27, 2006

La mortal e intrascendental batalla

Estaba sentado en mi cama, cuando de casualidad noté algo diminuto e inexplicablemente llamativo que se movía sobre ella. Primero pensé que era una nueva especie de insecto (situación que no es rara para mí en esta tierra tropical), pero me acerqué y me di cuenta que a falta de uno, eran dos, una muy conocida hormiga y un muy conocido mosquito, este último de esos muy pequeños, los "tilingos".

La pequeña hormiga, sostenía al otro insecto con unas tenazas imposibles de distinguir, pero que tenían la fuerza suficiente como para impedir al mosquito que escapase, este último desesperadamente tratando de salvarse.

La manera tan aferrada del tilingo de luchar por su vida me conmovió, entonces decidí liberarlo de su cruel destino. Me quedé observando unos segundos más, y descubrí otra situación. Me puse a pensar en la hormiga, cuanto esfuerzo hacía para llevar el alimento a su colonia, luchaba con un ser más grande y sin embargo no cedía. Otro detalle, la hormiga apenas avanzaba. Lo cual significaba, que su esfuerzo era en vano, aunque nunca llegaría a ningún sitio, no pensaba rendirse.

Entonces quise llevar a la hormiga al suelo, seguramente así sería mucho más fácil llevar su presa a su destino, tálvez lleguen otras hormigas, quien sabe....

Pero no, no era justo que yo interviniera. Ambos luchando por sus vidas y yo, intercediendo estaría muy mal. Lo más justo me pareció dejar que entre ellos se decida su destino. Traté de alejar mi mente de esta mortal y a la vez intrascendental batalla, pero no pude. La inducción me llevó a lo obvio, ambos morirían. Decidí practicar la eutanasia.

La vida no tiene sentido.