Sunday, April 30, 2006

Una ilusión: el tiempo


"Un científico de la Academia de San Petersburgo llamado Von Bär se sirvió de una ficción notable. La velocidad de la sensación y del movimiento voluntario, y por lo tanto de la vida espiritual, parece que en diversos animales es más o menos proporcional a la velocidad de sus pulsaciones del corazón. Ahora bien, puesto que la pulsación de los conejos es cuatro veces más rápida que la del buey, el conejo percibirá las cosas cuatro veces más rápido que el buey y podrá realizar sus actos voluntarios cuatro veces más que el buey; es decir, habrá vivido cuatro veces más.

La vida interna de las diferentes especies (incluida la del hombre) transcurre en un mismo lapso de tiempo astronómico, pero con velocidades específicamente diferentes [...] Si el pulso, la capacidad de percepción y los procesos espirituales del hombre tuvieran una velocidad sensiblemente mayor o menor, todo esto sería escencialmente de otra manera. Por ejemplo, suponiendo que el curso vital del hombre, con su infancia, madurez y vejez, se redujera a una milésima parte (tan solo un mes), entonces seríamos capaces de seguir con la vista una bala en pleno vuelo sin ninguna dificultad. Si redujiésemos la vida aun mil veces más (a unos cuarenta minutos), entonces la hierba y las flores serían tan fijas e inmutables como nos lo parecen hoy las montañas; del crecimiento y de la transformación de los capullos podría comprobarse en vida tan poco como ahora de las grandes transformaciones geológicas de la esfera terrestre; los movimientos de los animales no podrían apreciarse en absoluto, puesto que serían demasiado lentos; como máximo podríamos deducirlos, como en la actualidad hacemos de los movimientos de los cuerpos celestes. Y si continuamos acortando nuestra vida, la luz que hoy vemos acaso la oiríamos: nuestros tonos serían inaudibles.

En cambio, si ampliamos y extendemos enormemente la vida humana, ¡que imagen tan distinta! Por ejemplo, el pulso del corazón y la sensibilidad se retrasarían mil veces, nuestra vida duraría, como mucho ochenta mil años, experimentaríamos en un año tantas cosas como ahora en ocho o nueve horas; veríamos derretirse el invierno en cuatro horas, el deshielo de la tierra, la germinación de la hierba y las flores; veríamos la tierra cubrirse de árboles y dar sus frutos, y marchitarse de nuevo toda la vegetación. Por su rapidez, no podría percibirse más de un proceso, por ejemplo, un seto brotaría tan rápidamente como un surtidor de agua. El día y la noche transcurrirían como un minuto oscuro y otro claro, y el sol avanzaría precipitadamente por el circuito que traza en el cielo. Pero si se retardara esta vida aun mil veces más, el hombre solo podría hacer en un año terrestre ciento ochenta y nueve percepciones, con lo cual ya no distinguiría entre el día y la noche; el curso del sol aparecería en el cielo como un arco luminoso, al igual que un carbón incandescente que se agita rápidamente en forma de círculo se parece en la oscuridad a una linea de fuego; la vegetación brotaría constantemente en una prisa frenética, desapareciendo a continuación."


Sacado de:

Los filósofos Preplatónicos
Friedrich Nietzshe

Tuesday, April 25, 2006

Lo que deseábamos hace un segundo


Mi primo me dijo una vez que nosotros no somos más que lo que deseábamos ser hace un segundo.
Eso me puso a pensar en las cortas aspiraciones que tenemos como seres humanos, tan acostumbrados a lo cotidiano, que terminamos en transformarnos en justamente "seres cotidianos".

Esto me pareció una invitación, no a buscar vivir una realidad falsa, sino a usar cada segundo para construirnos, moldear el mundo y la vida que deseamos; así, satisfacer esas tan bien llamadas "vanidades de la vida"

¿Que es nuestra existencia? ¡Nada más que la oportunidad de satisfacer unos cuantos caprichos!

Wednesday, April 19, 2006

El molde

Según que juzgo quien es bueno para mí,
escucharé alientos e inspección constante,
así el mundo en unidad, me habla
buscando ese talvez y aquella circunstancia
la espero y lo hago con paciencia
me miro, yo solo nómada andante.
Esa imagen de borrosa y merecida decencia.

Oportuno me veo en el pasado inmerso
regreso al beso, al silencio, risa divina
te encuentro, no el prospecto,
sino el fantasma, que ves al oírme hablar.
En tus manos reposa la niña,
en las mías camino por andar
¡Míranos! yo y mi futuro, tú y tu semilla.

Bajo mi cama reposa el famoso molde,
entre mis sábanas tu sangre abriga mi frío,
es tu forma con la que mido
aquellas almas errantes que se aproximan
que no calzan tus zapatos
¿Cenicienta que me dejaste?
Tan solo un vestigio, que se difumina.

Saturday, April 08, 2006

Humanizando los elementos

Estaba revisando las antiguas especulaciones acerca del origen de todo y como los griegos tratan de explicar el mundo y las cosas. A pesar de que siglos de ciencia ha logrado desmentir muchas de las afirmaciones de estos singulares individuos, podemos darnos cuenta como sus principios e imaginación siguen dando vueltas en nuestra cabeza y siguen siendo parte fundamental de nuestro pensamiento. Aquí trato de relacionarlas de alguna manera con la escencia humana

Tales
Agua: Todo se origina de ella, los seres vivos dependemos de este líquido, del cual nos fuimos independizando al pisar la tierra.
Agua: Madre

Anaxímenes
Viento: Le da movimiento “vida” a las cosas, además es sensible a la temperatura y puede rarefacerse (fuego) o enfriarse (agua)
Viento: Mujer

Heráclito
Fuego: Con el fuego las cosas cambian, y el fuego cambia a todas las cosas
Fuego: ???

Quisiera encontrar una analogía pertinente, pero creo que necesitaré ayuda