Tuesday, September 12, 2006

No quiero que pases por mis necesidades

Lo que vivo me construye. Ahora, todo lo que me ha rodeado me ha formado de manera en que para mí existen ciertas prioridades y ciertas cosas que no valen la pena prestar mucha atención. Si llevarme un pan a la boca durante mi vida ha sido una cuestión de esfuerzo, entonces exaltaré el valor de un plato de comida, o , si durante mi vida he perdido a un hermano muy querido o he carecido de ellos, entonces para mí el valor fraterno es invaluable.

Y claro, de nuestra experiencia queremos aportar a los demás, dándole valor a nuestra vida mediante lo que decimos, nuestra experiencia personal nos ha marcado y servirá probablemente a otros. La gente se esmera en ampliar su existencia hacia los demás para sentirse útiles, por dar un adjetivo a lo modernista.

La mayor parte del tiempo nuestra influencia recae en más alto grado en las personas más cercanas. Es a ellos a quien más hostigamos con nuestras vivencias particulares. Si una experiencia ha sido colectivamente asimilada, entonces se enaltecerá el sentimiento y tendrá una mayor repercusión, lo que lleva a la gente a darle una mayor importancia y atención a dicho sentimiento, así le sea ajeno (como por ejemplo la Segunda Guerra Mundial).

Lo que puede ser más contradictorio es justamente querer que los otros no experimenten por lo que uno ha pasado. Por ejemplo el común: "No quiero que mis hijos pasen por mis necesidades". Entonces se supone que esa persona protege de una manera hasta casi obsesiva a dicha persona, negándole la oportunidad empírica de realmente entender ¿Cuál es el maldito problema?

¿Qué pasa entonces? Al no tener una referencia cercana, por ejemplo, a no tener zapatos que ponerse, las personas evaden ciertas preocupaciones para dar paso a otras. El padre o la madre (según el ejemplo) se sentirán ofendidos por el cambio de valores que sufrieron sus hijos pero los cuales ellos fomentaron. Eso en el nucleo familiar. ¿Y con el globo en general?

Wednesday, September 06, 2006

Migajas

Distraído recogiendo migajas,
inflamando el tiempo;
combustible de momentos.

Minimizo y engrandezco
frases mías y de otros,
siembro pesares y cosecho
maldades y bondades,
todas bautizadas
bajo el símbolo del azar.

Se dispara una y otra vez,
palabras que van en todas direcciones
que arman telarañas que enredan
y atan a todos a usar
una que otra herramienta,
y la reproducimos también.

Sin embargo me armo,
a veces recogiendo migajas,
otras cantando en la mañana.