Thursday, July 26, 2007

La muñeca de mamá

Carmen va y viene, va y viene, va y viene en el columpio de las cinco y media de la tarde. El sol amarillo sabe a polvo mientras Carmen sube y baja, y mira como se distorsiona todo al verlo tan rápido, las caras se alargan, y el sol raya torpemente a través de sus parpados. Berta, la nueva mucama mira a la extraña niña Carmen, que se balancea pero sin cadencia, sin armonía.


- Veo rojo, celeste, amarillo…


Berta la mira desde una distancia prudente, mientras el parque va quedándose solo y el único sonido que acompaña al metal oxidado que cruje con los sube y baja de la niña, es un pérfido y delicado soplido del aire. Le dice a la pequeña que ya es momento de marcharse, que su madre la está esperando.


- Yo ya no soy una niña Berta, ya no puedo ser la muñeca de mi mamá.


Cosas de niños, talvez pensaría Berta, o talvez no. Su rostro expresaba premeditadamente esa expresión ante Carmen, ante el vacío, pero había falsedad en su pre-elaborada expresión, ¿A quién quería engañar con su gesto, al viento, al columpio o a la niña que apenas la miraba de reojo, jugando a distorsionarla con la velocidad de su mirada propiciada por el columpio. “Vamos niña, no digas tonterías, tú no eres la muñeca de mamá” dijo la mucama Berta.


- ¿Y por qué juega conmigo, y me pone todo este maquillaje y se pasa mirándome?


El viento sopló fuerte y una nube tapó el cielo. Así lo percibió al menos Berta, viendo como Carmen se mecía cada vez con mayor velocidad. Pensaba que sí, ese maquillaje para una niña de su edad era exagerado, que toda esa ropa de muñeca era una fantasía. Berta sin embargo, no quería perturbar a Carmen, así que le dijo en el tono más tranquilo: “Pero te debería gustar que tu madre te tenga tanto cariño y que le guste jugar contigo. Ya, pequeña, vamos, no te pongas rebelde.”


- ¡Yo no quiero que mi mamá juegue así conmigo! Además, yo nunca quise ser niña.


“¡Ya no hables tonterías!, Carmen, ¡ven para acá!” Berta empezó a acalorarse, aunque no hacía calor. El parque estaba solo, ya ni el viento llegaba hasta ese césped amarillo e inmutable. Una gota de sudor frío empezó a surcar la frente de Berta. “Tienes que estar orgullosa de ser niña”


- No quiero, no quiero ¡¡¡no quiero!!!


Berta tuvo que agarrar el columpio para que ese horrible chirrido dejara de atormentarla, tomó a Carmen de la cintura y la bajo del asiento. Le apretó fuertemente la muñeca y a Berta le pareció escuchar un trueno a lo lejos. Mientras le tomaba de la muñeca y empezaban a salir del parque le dijo: “Deja ya esos berrinches, vas a ver como cuando crezcas te va a haber gustado ser niña, cuando empiecen a molestarte los chicos”.


- Berta, yo solo fui niña porque mi mamá quería una muñeca, yo no quería ser niña.


“No mijita, tú eres niña porque Diosito así lo quiso”. La mucama empezó a ver como a la pobre niña le empezaron a brotar lágrimas de los ojos. Berta, sin saber porque, empezó a temblar, algo malo estaba pasando, todo le indicaba eso.


- ¿Y Diosito quería que me duela tanto?


Berta dejó de caminar y se puso como una estatua. Debió pensar algo así como “Yo sabía que algo malo pasaba en esa casa, y ahorita todo tomó un aire diabólico, a esta niña alguien le hizo algo, yo lo sé”. Mirando a la niña, simulando el miedo con una cara de ternura se le puso en frente, se agachó y con sus manos rodeó en un gesto cariñoso la cara de Carmen. Le pregunto muy cuidadosamente: “¿Por qué dices que te dolió? ¿Alguien te hizo daño?” Carmen, como poseída por un furor extraño, en medio de la acera (que por cierto estaba desolada) se quitó la ropa interior y se alzó la falda:


- Me dolió mucho cuando mi mami que quitó el pipisito y me hizo mujer.


El sol salió justo en ese momento, antes de ocultarse esta vez hasta la mañana siguiente.

Tuesday, July 17, 2007

Diálogo neo-neoplatónico 1: Omitiendo la libertad

Caminaba por una de esas grandes avenidas, de esas que tienen por nombre la fecha de fundación o independencia de la ciudad. Eran las cuatro de la mañana y andaba descalzo. Mi amigo (piénsese un sujeto de clase media, que no estudia ni trabaja porque está en medio de hacer algo que nunca empieza pero que siempre termina) me dijo hace poco que me ponga los zapatos, que no se sabe que puede haber en la calle y que me puedo lastimar.

- No estamos entrenados para andar así, no tienes supercallos que te protejan de los clavos, vidrios y eso.

Antes de sacarme los zapatos infantilmente- infantiles como éramos- estábamos hablando de libertad (aquí termina el tema de la libertad). No me los puse y le dije que el asfalto es justo lo suficientemente plano como para andar descalzo. Seguimos caminando hasta la casa de Juan, mi amigo, donde íbamos a recuperar el sueño de un día que se transformo en noche pero nunca dejó de ser el mismo día, aun ahora, que empezaba a ser día otra vez.

¿Te imaginas que pasaría si pudiéramos hacer la pregunta correcta? Le pregunté, esperando que esa sea:

- No lo sé. Depende que quieras saber.

Sólo quería saber si esa era la pregunta correcta, y resultó que no. No quiero pensar que no por no poder plantearme las cosas de la manera más fértil estoy perdido en este mundo de realidades ficticias. Realidades ficticias porque, según mi tío, nosotros nos inventamos la realidad. Cuando me lo dijo, no me tomé muy en serio, me sonó como un la vida es sueño o el tiempo es oro, cosas que a pesar de saberlas no las entendemos nunca.

Dejamos de caminar por la gran calle y vamos en medio de una más pequeña, no tomamos mucho, así que estamos bien. El silencio es tan relajante, después de todo ese estruendo. Me pongo los zapatos.

Bueno, ¿qué había dicho? Ah si, mi tío el de las realidades falsas. Siempre había pensado ligeramente en la posibilidad de que todo lo que vemos es nada más una representación, pero esta vez me tomé en serio sus palabras, porque estuve revisando un poco la manera caprichosa que tenemos para aprender. Todo es un proceso, y dentro de estos procesos nosotros relacionamos elementos para entender sus fenómenos. De ahí nacen las teorías. Las teorías son algo muy cómico, Juan ¿sabes por qué las teorías son algo cómico?

- Creo que… creo que porque no sirven en la vida real.

Si, exacto. Lo que tú estás diciendo suena como un el río es el tiempo y más vale pájaro en mano que cien volando. Sin embargo, según mi teoría (que no es mía) voy a rebatir la teoría en sí. Estamos a la intemperie, necesitamos sostenernos de algo. Lo que tenemos a la mano son nuestros sentidos y las experiencias por las que pasamos. A partir de estas experiencias, se crea la ciencia, que ya es un conjunto ordenado de saberes. Pero esta ciencia está basada en supuestos y en analogías que terminan construyendo imperios de ideas, los llamados paradigmas que no son más que un punto de vista. Los puntos de vista los usamos para calificar y medir todo un universo.

- Si, pero acuérdate que los diferentes paradigmas tienen un rango de acción limitado, así como el psicoanálisis, la cuantificación monádica, y el fútbol. Por cierto ¿Viste el partido anoche?

¿No, no lo vi, quién ganó?

- No sé, por eso te preguntaba, bueno ya llegamos.

Que bien, y ya falta poco para que salga el sol. Estoy tan cansado que creo que me voy a derrumbar aquí, en medio de tu sofá… ¡Que mal! ¿Somos presos de nuestro cuerpo también?

- Si, ni por ese lado somos libres, ¿te das cuenta?

(Aquí empieza otra vez, el tema de la libertad).

Saturday, July 07, 2007

Los del pórtico pintado

Repasando una y otra vez lo cortas que son nuestras vidas es la única manera de conseguir una especie de motivación para querer hacer algo con esta sumamente estrecha edición de existencia que finalmente tenemos. Los seres humanos, como hormigas, intentamos construir una gran colonia en la cual solo dejamos nuestro ya tan conocido granito de arena. Los estoicos fueron un grupo de myrmex que construyeron ideas muy lúcidas, desde mi punto de vista, para su época.

Se puede decir que esta escuela se acercó, con pasos seguros, a lo que sería posteriormente el empirismo de Locke. La representación cataléptica, de la que ellos hablaban, consiste en la representación impresa de un determinado objeto en nuestro entendimiento. Desde este juicio, los estoicos están casi afirmando que los seres humanos únicamente recibimos impresiones de dicho objeto, y lo entendemos desde nuestros sentidos, más allá sólo son conjeturas.

Claro que los estoicos, con Berkeley posteriormente, negaron la existencia del objeto, lo que vendría a ser también unos claros indicios de nominalismo, es decir, negar la realidad de un objeto en sí mismo. Según otras interpretaciones, Como Cicerón, existe una analogía con respecto a la representación cataléptica y la existencia real del objeto:

Él (Cicerón) comparaba la mano abierta y los dedos extendidos a la representación pura y simple; la mano contraída que hace acto de coger, el asentimiento; la mano cerrada en puño, la comprensión cataléptica. En fin, las dos manos apretadas una sobre otra es la ciencia, la cual da la verdadera y completa posesión del objeto.[1]

El criterio empirista de los estoicos, de donde nace la idea de nuestra mente como una tabula rasa (nuestra mente es como una hoja de papel en blanco, y nuestro pensamiento se construye a través de percepciones, sin percepciones, no podríamos pensar), también emana un futuro punto de vista a la filosofía y la psicología exterior.

Su concepción del cosmos es también curiosa y es destacable entre oleadas las que se plantaban en la época. De Heráclito adoptaron ala idea de que todo fluye (panteísmo), y todo está puesto en marcha por un principio activo que es la causa o Dios. Lo que me parece más interesante es la idea de que el mundo es cíclico. Existe un momento en que todos los astros vuelven al sitio donde estaban al inicio y después de una gran explosión todo vuelve a suceder otra vez.

Este es un esbozo de lo que sería la alucinante idea de Nietszche acerca del tiempo (El Eterno Retorno), teoría que me parece estar muy cerca de o que pasa en el Universo, viéndolo desde un punto de vista completamente determinista. Que pena que cuando todo pase otra vez esté destinado a hacer las mismas cosas de siempre, no puedo ni darle un consejo a mi yo del futuro, pues cualquier resquicio del mundo que queda atrás podría ser quemado en la conflagración antes de que todo se inicie de nuevo.

El lado ético de los estoicos me llama un poco menos la atención “vivir según la naturaleza”. Aunque los estoicos ceden la libertad al hombre pese a tener una doctrina basada en la causalidad, creo que era necesario que digan que no hay término medio entre lo justo o lo injusto, sólo para incentivarnos a dirigirnos a la virtud.



[1] Abbagnano Nicolás, Historia de la filosofía, Talleres tipográficos Ariel, p 144

Monday, July 02, 2007

¿Me conoces de otro lado?


- ¿Me conoces de otro lado?

Talvez has estado en muchos lugares, pero si me conoces, tuvo que ser en este sitio. Siempre he vivido aquí, y con eso me refiero a mí, no a las extensiones de mi existencia que van desde mis sueños hasta las proteínas que me componen o algún compuesto que asimilé de… ¿qué se yo? Una vaca suiza. ¿De dónde traen la carne?


De ningún lado, la que comemos la siembran aquí. La carne que consumo no puede ser importada, costaría demasiado. Demasiado para mí, al menos, porque como dijo aquel sofista (y quién sabe a partir del tal Protágoras cuantas personas más) el hombre es la medida de todas las cosas. Mi bolsillo es la medida de la carne que como.


- Sí, sí Einstein, el relativismo de colegio


Bueno, como te decía, es imposible que me hayas conocido de otro lado. Si mi alma estuvo en otro cuerpo ¿porqué demonios sería yo? ¿No será más bien esto que llaman el alma, como un traje de alquiler? Creo que yo no sería yo si es que toda mi vida no hubiese tenido mi linda nariz, o mis labios, o mis tics extraños. Tú usas el alma, pero no puedes decir que es tuya.


Entonces nada te pertenecería, sólo el cuerpo, y ni eso. El cuerpo le pertenece a la naturaleza que te usa para seguir existiendo. ¿Pero a quién usa, dónde esta tu yo? Cierra los ojos, ¿puedes verlo? Antes de tanta parafernalia (ya que está de moda el término) religiosa al alma se la consideraba como un mero animador de cuerpos. Por eso Tales sugirió que el imán podía tener alma, pues algo en su naturaleza le permitía moverse sin ayuda de contacto físico.


-En fin, ¿de dónde más pudiste conocerme?


Talvez en algún punto cósmico fuimos uno. (Oh, que tierno…) Bueno, déjame explicarlo. Nuestro organismo es una combinación de partículas, que a su vez, las asimilamos de otro semejante que las perdió y luego desechamos, las transformamos, y así. ¿Qué tal si cada proteína tiene memoria? Bueno, de hecho la tiene. ¿Ves mi punto? Puede que alguna vez, las proteínas que nos componen en este preciso segundo estuvieran en un solo cuerpo, por ejemplo un elefante. Ya sé que eso no es muy tierno, además, no habrían sobrevivido tanto tiempo.


Aunque espera, no es tan difícil. Las proteínas no son las mismas, pero sus ancestros les transmitieron su sabiduría, su memoria. Puede que alguna vez nuestros microscópicos ancestros hayan formado un solo ser, por ejemplo, una rosa. ¿No verdad? Muy trillado. Digamos que estuvimos alguna vez en un diente de león. El viento nos sopló y nos dispersamos, tu seguiste tu camino, yo el mío. Y ahora, después de tanto tiempo nos volvemos a encontrar.

- ¿Ah, no me conocías? bueno, disculpa por perder tu tiempo.