Friday, August 03, 2007

El Universo de la Transmisión

Estamos solos. La interacción que tenemos con nuestros semejantes no es más que ficticia, pues al ser los significantes tan propensos a la variedad de significados, hablar más de un idioma es algo más que plausible. A pesar de este fenómeno, los seres humanos llegamos a acuerdos, al ser seres sociables, necesitamos de esta interacción y normalmente la gente se pone de acuerdo para construir una que otra cosa. A este fenómeno (la posibilidad de la comunicación entre personas) lo llamo Universo de la Transmisión.


El Universo de la Transmisión es un mundo que necesita ciertas reglas para poder existir, pero que está implícito en cualquier interacción entre dos personas. Cuando yo hablo con alguien, normalmente me baso en ejemplos abstractos o en nociones para transmitir mi idea. La persona que capta esta información, la decodifica, pero usando sus propios códigos, sus propias nociones de las palabras que yo utilicé. Vamos a llegar a un acuerdo siempre que dichas nociones engloben una estructura común; es decir, cuando cierto campo de la noción que yo tengo de las ideas que transmito concuerde con las de la otra persona. Veamos un ejemplo:


Emisor Me gusta el pudín de chocolate Receptor


Dentro del mensaje se encuentran tres palabras que requieren una visualización abstracta para comprender el mensaje. Para el emisor como para el receptor, las tres palabras tienen una dimensión que rebasa el significado de cada una de ellas, y que usan para codificar o decodificar el mensaje. Dentro de ambos procesos existe una trampa, pues el pudín no es codificado de la misma manera en que es construida, por lo tanto las relaciones (llamadas sintagmáticas) varían causando desacuerdos, que quedan implícitos, las palabras asumen este carácter pero queda tapado y rara vez ambos participantes de la comunicación lo notan. Así, para ambos las tres palabras pueden tener connotaciones diferentes:



Emisor

Receptor

Gustar

Ligero agrado hacia un objeto. Que causa placer sensible

Relación placer- gusto. Relación sexo- placer.

Pudín

Plato dulce normalmente servido como postre.

Postre, que tiene una textura acuosa.

Chocolate

Sabor exquisito descubierto en América

Chocolate= afrodisíaco

Color de la caca.


Planteándonos este caso extremo, suponiendo que el receptor es una persona con determinados trastornos psicológicos y traumas de la infancia, asumiremos que para él/ella el sexo es algo sucio, pero lo tiene en cuenta siempre y cree que todas las personas que se le acercan potencialmente le buscan por eso(esto pasa, no es tan raro en realidad). Entonces este receptor, juntando todas estas palabras sintagmáticamente y con una deducción rebuscada puede pensar que su emisor le está insinuando muy delicadamente que quiere tener con él/ella una relación coprofílica.


Sabemos, sin embargo, que la comunicación es de hecho posible, y que este caso -si es que llegara a darse- sería algo sumamente raro. Pero que a una persona A le pase por la cabeza todas estas ideas (aunque no las manifieste debido a los códigos de la comunicación) es algo más verosímil. ¿Cuántas veces nos hacemos ideas de que todo el mundo está en nuestra contra o asumimos que alguien tiene algo en contra de nosotros de la nada?


La comunicación entre dos seres pensantes se da gracias al Universo de la Transmisión. Este mundo es una serie de códigos desprovistos de casi toda connotación personal y asumida como una subjetividad colectiva. Cuando una profesora nos hace este dibujo:

Sabemos que es el sol. ¿Por qué? Por convenio, por semejanza, por la posición que ocupe dentro del pizarrón, etc. Son datos que los tenemos implícitos para comunicarnos. Todos sabemos que es un sol, pero no hay una razón real para que nos parezca el sol, es solo un sol imaginario y perfecto, más real que el sol que vemos todos los días porque es comunicable.


El Universo de la transmisión está compuesto por este sol en su forma más básica, y por todos los objetos que nos remiten a pensar sólo en el objeto en sí y no en las capas de pintura que le hemos dado durante toda nuestra vida. Este lenguaje no es nuestro, es un lenguaje de la misma naturaleza que ya nos viene implícito y que sin él nada de la civilización podría existir pues es el único vehículo a la interacción


Es por eso que, en ejemplo anterior, aunque exista el receptor loco/a con unos planteamientos tan raros, su reacción, máximo, va a ser algo así como: “No, no me gusta”. Porque conocemos este mundo, que no es sólo de reglas sociales, sino de un lenguaje menos artificializado y más concreto. Si pudiéramos comunicarnos únicamente a través de estos códigos no habría ni un solo malentendido. Seríamos una gran computadora biológica.