Friday, August 03, 2007

El Universo de la Transmisión

Estamos solos. La interacción que tenemos con nuestros semejantes no es más que ficticia, pues al ser los significantes tan propensos a la variedad de significados, hablar más de un idioma es algo más que plausible. A pesar de este fenómeno, los seres humanos llegamos a acuerdos, al ser seres sociables, necesitamos de esta interacción y normalmente la gente se pone de acuerdo para construir una que otra cosa. A este fenómeno (la posibilidad de la comunicación entre personas) lo llamo Universo de la Transmisión.


El Universo de la Transmisión es un mundo que necesita ciertas reglas para poder existir, pero que está implícito en cualquier interacción entre dos personas. Cuando yo hablo con alguien, normalmente me baso en ejemplos abstractos o en nociones para transmitir mi idea. La persona que capta esta información, la decodifica, pero usando sus propios códigos, sus propias nociones de las palabras que yo utilicé. Vamos a llegar a un acuerdo siempre que dichas nociones engloben una estructura común; es decir, cuando cierto campo de la noción que yo tengo de las ideas que transmito concuerde con las de la otra persona. Veamos un ejemplo:


Emisor Me gusta el pudín de chocolate Receptor


Dentro del mensaje se encuentran tres palabras que requieren una visualización abstracta para comprender el mensaje. Para el emisor como para el receptor, las tres palabras tienen una dimensión que rebasa el significado de cada una de ellas, y que usan para codificar o decodificar el mensaje. Dentro de ambos procesos existe una trampa, pues el pudín no es codificado de la misma manera en que es construida, por lo tanto las relaciones (llamadas sintagmáticas) varían causando desacuerdos, que quedan implícitos, las palabras asumen este carácter pero queda tapado y rara vez ambos participantes de la comunicación lo notan. Así, para ambos las tres palabras pueden tener connotaciones diferentes:



Emisor

Receptor

Gustar

Ligero agrado hacia un objeto. Que causa placer sensible

Relación placer- gusto. Relación sexo- placer.

Pudín

Plato dulce normalmente servido como postre.

Postre, que tiene una textura acuosa.

Chocolate

Sabor exquisito descubierto en América

Chocolate= afrodisíaco

Color de la caca.


Planteándonos este caso extremo, suponiendo que el receptor es una persona con determinados trastornos psicológicos y traumas de la infancia, asumiremos que para él/ella el sexo es algo sucio, pero lo tiene en cuenta siempre y cree que todas las personas que se le acercan potencialmente le buscan por eso(esto pasa, no es tan raro en realidad). Entonces este receptor, juntando todas estas palabras sintagmáticamente y con una deducción rebuscada puede pensar que su emisor le está insinuando muy delicadamente que quiere tener con él/ella una relación coprofílica.


Sabemos, sin embargo, que la comunicación es de hecho posible, y que este caso -si es que llegara a darse- sería algo sumamente raro. Pero que a una persona A le pase por la cabeza todas estas ideas (aunque no las manifieste debido a los códigos de la comunicación) es algo más verosímil. ¿Cuántas veces nos hacemos ideas de que todo el mundo está en nuestra contra o asumimos que alguien tiene algo en contra de nosotros de la nada?


La comunicación entre dos seres pensantes se da gracias al Universo de la Transmisión. Este mundo es una serie de códigos desprovistos de casi toda connotación personal y asumida como una subjetividad colectiva. Cuando una profesora nos hace este dibujo:

Sabemos que es el sol. ¿Por qué? Por convenio, por semejanza, por la posición que ocupe dentro del pizarrón, etc. Son datos que los tenemos implícitos para comunicarnos. Todos sabemos que es un sol, pero no hay una razón real para que nos parezca el sol, es solo un sol imaginario y perfecto, más real que el sol que vemos todos los días porque es comunicable.


El Universo de la transmisión está compuesto por este sol en su forma más básica, y por todos los objetos que nos remiten a pensar sólo en el objeto en sí y no en las capas de pintura que le hemos dado durante toda nuestra vida. Este lenguaje no es nuestro, es un lenguaje de la misma naturaleza que ya nos viene implícito y que sin él nada de la civilización podría existir pues es el único vehículo a la interacción


Es por eso que, en ejemplo anterior, aunque exista el receptor loco/a con unos planteamientos tan raros, su reacción, máximo, va a ser algo así como: “No, no me gusta”. Porque conocemos este mundo, que no es sólo de reglas sociales, sino de un lenguaje menos artificializado y más concreto. Si pudiéramos comunicarnos únicamente a través de estos códigos no habría ni un solo malentendido. Seríamos una gran computadora biológica.

Thursday, July 26, 2007

La muñeca de mamá

Carmen va y viene, va y viene, va y viene en el columpio de las cinco y media de la tarde. El sol amarillo sabe a polvo mientras Carmen sube y baja, y mira como se distorsiona todo al verlo tan rápido, las caras se alargan, y el sol raya torpemente a través de sus parpados. Berta, la nueva mucama mira a la extraña niña Carmen, que se balancea pero sin cadencia, sin armonía.


- Veo rojo, celeste, amarillo…


Berta la mira desde una distancia prudente, mientras el parque va quedándose solo y el único sonido que acompaña al metal oxidado que cruje con los sube y baja de la niña, es un pérfido y delicado soplido del aire. Le dice a la pequeña que ya es momento de marcharse, que su madre la está esperando.


- Yo ya no soy una niña Berta, ya no puedo ser la muñeca de mi mamá.


Cosas de niños, talvez pensaría Berta, o talvez no. Su rostro expresaba premeditadamente esa expresión ante Carmen, ante el vacío, pero había falsedad en su pre-elaborada expresión, ¿A quién quería engañar con su gesto, al viento, al columpio o a la niña que apenas la miraba de reojo, jugando a distorsionarla con la velocidad de su mirada propiciada por el columpio. “Vamos niña, no digas tonterías, tú no eres la muñeca de mamá” dijo la mucama Berta.


- ¿Y por qué juega conmigo, y me pone todo este maquillaje y se pasa mirándome?


El viento sopló fuerte y una nube tapó el cielo. Así lo percibió al menos Berta, viendo como Carmen se mecía cada vez con mayor velocidad. Pensaba que sí, ese maquillaje para una niña de su edad era exagerado, que toda esa ropa de muñeca era una fantasía. Berta sin embargo, no quería perturbar a Carmen, así que le dijo en el tono más tranquilo: “Pero te debería gustar que tu madre te tenga tanto cariño y que le guste jugar contigo. Ya, pequeña, vamos, no te pongas rebelde.”


- ¡Yo no quiero que mi mamá juegue así conmigo! Además, yo nunca quise ser niña.


“¡Ya no hables tonterías!, Carmen, ¡ven para acá!” Berta empezó a acalorarse, aunque no hacía calor. El parque estaba solo, ya ni el viento llegaba hasta ese césped amarillo e inmutable. Una gota de sudor frío empezó a surcar la frente de Berta. “Tienes que estar orgullosa de ser niña”


- No quiero, no quiero ¡¡¡no quiero!!!


Berta tuvo que agarrar el columpio para que ese horrible chirrido dejara de atormentarla, tomó a Carmen de la cintura y la bajo del asiento. Le apretó fuertemente la muñeca y a Berta le pareció escuchar un trueno a lo lejos. Mientras le tomaba de la muñeca y empezaban a salir del parque le dijo: “Deja ya esos berrinches, vas a ver como cuando crezcas te va a haber gustado ser niña, cuando empiecen a molestarte los chicos”.


- Berta, yo solo fui niña porque mi mamá quería una muñeca, yo no quería ser niña.


“No mijita, tú eres niña porque Diosito así lo quiso”. La mucama empezó a ver como a la pobre niña le empezaron a brotar lágrimas de los ojos. Berta, sin saber porque, empezó a temblar, algo malo estaba pasando, todo le indicaba eso.


- ¿Y Diosito quería que me duela tanto?


Berta dejó de caminar y se puso como una estatua. Debió pensar algo así como “Yo sabía que algo malo pasaba en esa casa, y ahorita todo tomó un aire diabólico, a esta niña alguien le hizo algo, yo lo sé”. Mirando a la niña, simulando el miedo con una cara de ternura se le puso en frente, se agachó y con sus manos rodeó en un gesto cariñoso la cara de Carmen. Le pregunto muy cuidadosamente: “¿Por qué dices que te dolió? ¿Alguien te hizo daño?” Carmen, como poseída por un furor extraño, en medio de la acera (que por cierto estaba desolada) se quitó la ropa interior y se alzó la falda:


- Me dolió mucho cuando mi mami que quitó el pipisito y me hizo mujer.


El sol salió justo en ese momento, antes de ocultarse esta vez hasta la mañana siguiente.

Tuesday, July 17, 2007

Diálogo neo-neoplatónico 1: Omitiendo la libertad

Caminaba por una de esas grandes avenidas, de esas que tienen por nombre la fecha de fundación o independencia de la ciudad. Eran las cuatro de la mañana y andaba descalzo. Mi amigo (piénsese un sujeto de clase media, que no estudia ni trabaja porque está en medio de hacer algo que nunca empieza pero que siempre termina) me dijo hace poco que me ponga los zapatos, que no se sabe que puede haber en la calle y que me puedo lastimar.

- No estamos entrenados para andar así, no tienes supercallos que te protejan de los clavos, vidrios y eso.

Antes de sacarme los zapatos infantilmente- infantiles como éramos- estábamos hablando de libertad (aquí termina el tema de la libertad). No me los puse y le dije que el asfalto es justo lo suficientemente plano como para andar descalzo. Seguimos caminando hasta la casa de Juan, mi amigo, donde íbamos a recuperar el sueño de un día que se transformo en noche pero nunca dejó de ser el mismo día, aun ahora, que empezaba a ser día otra vez.

¿Te imaginas que pasaría si pudiéramos hacer la pregunta correcta? Le pregunté, esperando que esa sea:

- No lo sé. Depende que quieras saber.

Sólo quería saber si esa era la pregunta correcta, y resultó que no. No quiero pensar que no por no poder plantearme las cosas de la manera más fértil estoy perdido en este mundo de realidades ficticias. Realidades ficticias porque, según mi tío, nosotros nos inventamos la realidad. Cuando me lo dijo, no me tomé muy en serio, me sonó como un la vida es sueño o el tiempo es oro, cosas que a pesar de saberlas no las entendemos nunca.

Dejamos de caminar por la gran calle y vamos en medio de una más pequeña, no tomamos mucho, así que estamos bien. El silencio es tan relajante, después de todo ese estruendo. Me pongo los zapatos.

Bueno, ¿qué había dicho? Ah si, mi tío el de las realidades falsas. Siempre había pensado ligeramente en la posibilidad de que todo lo que vemos es nada más una representación, pero esta vez me tomé en serio sus palabras, porque estuve revisando un poco la manera caprichosa que tenemos para aprender. Todo es un proceso, y dentro de estos procesos nosotros relacionamos elementos para entender sus fenómenos. De ahí nacen las teorías. Las teorías son algo muy cómico, Juan ¿sabes por qué las teorías son algo cómico?

- Creo que… creo que porque no sirven en la vida real.

Si, exacto. Lo que tú estás diciendo suena como un el río es el tiempo y más vale pájaro en mano que cien volando. Sin embargo, según mi teoría (que no es mía) voy a rebatir la teoría en sí. Estamos a la intemperie, necesitamos sostenernos de algo. Lo que tenemos a la mano son nuestros sentidos y las experiencias por las que pasamos. A partir de estas experiencias, se crea la ciencia, que ya es un conjunto ordenado de saberes. Pero esta ciencia está basada en supuestos y en analogías que terminan construyendo imperios de ideas, los llamados paradigmas que no son más que un punto de vista. Los puntos de vista los usamos para calificar y medir todo un universo.

- Si, pero acuérdate que los diferentes paradigmas tienen un rango de acción limitado, así como el psicoanálisis, la cuantificación monádica, y el fútbol. Por cierto ¿Viste el partido anoche?

¿No, no lo vi, quién ganó?

- No sé, por eso te preguntaba, bueno ya llegamos.

Que bien, y ya falta poco para que salga el sol. Estoy tan cansado que creo que me voy a derrumbar aquí, en medio de tu sofá… ¡Que mal! ¿Somos presos de nuestro cuerpo también?

- Si, ni por ese lado somos libres, ¿te das cuenta?

(Aquí empieza otra vez, el tema de la libertad).

Saturday, July 07, 2007

Los del pórtico pintado

Repasando una y otra vez lo cortas que son nuestras vidas es la única manera de conseguir una especie de motivación para querer hacer algo con esta sumamente estrecha edición de existencia que finalmente tenemos. Los seres humanos, como hormigas, intentamos construir una gran colonia en la cual solo dejamos nuestro ya tan conocido granito de arena. Los estoicos fueron un grupo de myrmex que construyeron ideas muy lúcidas, desde mi punto de vista, para su época.

Se puede decir que esta escuela se acercó, con pasos seguros, a lo que sería posteriormente el empirismo de Locke. La representación cataléptica, de la que ellos hablaban, consiste en la representación impresa de un determinado objeto en nuestro entendimiento. Desde este juicio, los estoicos están casi afirmando que los seres humanos únicamente recibimos impresiones de dicho objeto, y lo entendemos desde nuestros sentidos, más allá sólo son conjeturas.

Claro que los estoicos, con Berkeley posteriormente, negaron la existencia del objeto, lo que vendría a ser también unos claros indicios de nominalismo, es decir, negar la realidad de un objeto en sí mismo. Según otras interpretaciones, Como Cicerón, existe una analogía con respecto a la representación cataléptica y la existencia real del objeto:

Él (Cicerón) comparaba la mano abierta y los dedos extendidos a la representación pura y simple; la mano contraída que hace acto de coger, el asentimiento; la mano cerrada en puño, la comprensión cataléptica. En fin, las dos manos apretadas una sobre otra es la ciencia, la cual da la verdadera y completa posesión del objeto.[1]

El criterio empirista de los estoicos, de donde nace la idea de nuestra mente como una tabula rasa (nuestra mente es como una hoja de papel en blanco, y nuestro pensamiento se construye a través de percepciones, sin percepciones, no podríamos pensar), también emana un futuro punto de vista a la filosofía y la psicología exterior.

Su concepción del cosmos es también curiosa y es destacable entre oleadas las que se plantaban en la época. De Heráclito adoptaron ala idea de que todo fluye (panteísmo), y todo está puesto en marcha por un principio activo que es la causa o Dios. Lo que me parece más interesante es la idea de que el mundo es cíclico. Existe un momento en que todos los astros vuelven al sitio donde estaban al inicio y después de una gran explosión todo vuelve a suceder otra vez.

Este es un esbozo de lo que sería la alucinante idea de Nietszche acerca del tiempo (El Eterno Retorno), teoría que me parece estar muy cerca de o que pasa en el Universo, viéndolo desde un punto de vista completamente determinista. Que pena que cuando todo pase otra vez esté destinado a hacer las mismas cosas de siempre, no puedo ni darle un consejo a mi yo del futuro, pues cualquier resquicio del mundo que queda atrás podría ser quemado en la conflagración antes de que todo se inicie de nuevo.

El lado ético de los estoicos me llama un poco menos la atención “vivir según la naturaleza”. Aunque los estoicos ceden la libertad al hombre pese a tener una doctrina basada en la causalidad, creo que era necesario que digan que no hay término medio entre lo justo o lo injusto, sólo para incentivarnos a dirigirnos a la virtud.



[1] Abbagnano Nicolás, Historia de la filosofía, Talleres tipográficos Ariel, p 144

Monday, July 02, 2007

¿Me conoces de otro lado?


- ¿Me conoces de otro lado?

Talvez has estado en muchos lugares, pero si me conoces, tuvo que ser en este sitio. Siempre he vivido aquí, y con eso me refiero a mí, no a las extensiones de mi existencia que van desde mis sueños hasta las proteínas que me componen o algún compuesto que asimilé de… ¿qué se yo? Una vaca suiza. ¿De dónde traen la carne?


De ningún lado, la que comemos la siembran aquí. La carne que consumo no puede ser importada, costaría demasiado. Demasiado para mí, al menos, porque como dijo aquel sofista (y quién sabe a partir del tal Protágoras cuantas personas más) el hombre es la medida de todas las cosas. Mi bolsillo es la medida de la carne que como.


- Sí, sí Einstein, el relativismo de colegio


Bueno, como te decía, es imposible que me hayas conocido de otro lado. Si mi alma estuvo en otro cuerpo ¿porqué demonios sería yo? ¿No será más bien esto que llaman el alma, como un traje de alquiler? Creo que yo no sería yo si es que toda mi vida no hubiese tenido mi linda nariz, o mis labios, o mis tics extraños. Tú usas el alma, pero no puedes decir que es tuya.


Entonces nada te pertenecería, sólo el cuerpo, y ni eso. El cuerpo le pertenece a la naturaleza que te usa para seguir existiendo. ¿Pero a quién usa, dónde esta tu yo? Cierra los ojos, ¿puedes verlo? Antes de tanta parafernalia (ya que está de moda el término) religiosa al alma se la consideraba como un mero animador de cuerpos. Por eso Tales sugirió que el imán podía tener alma, pues algo en su naturaleza le permitía moverse sin ayuda de contacto físico.


-En fin, ¿de dónde más pudiste conocerme?


Talvez en algún punto cósmico fuimos uno. (Oh, que tierno…) Bueno, déjame explicarlo. Nuestro organismo es una combinación de partículas, que a su vez, las asimilamos de otro semejante que las perdió y luego desechamos, las transformamos, y así. ¿Qué tal si cada proteína tiene memoria? Bueno, de hecho la tiene. ¿Ves mi punto? Puede que alguna vez, las proteínas que nos componen en este preciso segundo estuvieran en un solo cuerpo, por ejemplo un elefante. Ya sé que eso no es muy tierno, además, no habrían sobrevivido tanto tiempo.


Aunque espera, no es tan difícil. Las proteínas no son las mismas, pero sus ancestros les transmitieron su sabiduría, su memoria. Puede que alguna vez nuestros microscópicos ancestros hayan formado un solo ser, por ejemplo, una rosa. ¿No verdad? Muy trillado. Digamos que estuvimos alguna vez en un diente de león. El viento nos sopló y nos dispersamos, tu seguiste tu camino, yo el mío. Y ahora, después de tanto tiempo nos volvemos a encontrar.

- ¿Ah, no me conocías? bueno, disculpa por perder tu tiempo.

Wednesday, June 20, 2007

Estaciones

La necesidad permanente no puede ser ahogada
en un vaso de agua que es la conciencia.
¿y por qué escribes?
Ovidio dirá en la primavera de la ilusión
que para alcanzar la inmortalidad.
¿Qué inmortalidad puedo alcanzar yo?
En la etapa de las cerillas quemadas,
cuando los rostros son inabordables
y la tristeza empaña las certezas boreales.

Un yo suele disfrazarse de representación
De ese mismo yo; pero sin cuerpo.
¿por qué te alimentas?
Tertuliano dijo en el verano de la fe
que ésta se basta a si misma.
¿Qué fe puedo tener yo?
Cuando los dogmas son en sí mismo absurdos,
los orificios han sido violados
y los malhechores se extinguieron por completo.

Me pintaron el vacío y lo que no es profundo
resultó tan solo ser un negro.
¿por qué estás?
Kant dijo en el otoño de nuestra cadencia
que ni representar lo falso es real.
¿Qué existencia puedo alcanzar yo?
Inmiscuido en el optimismo práctico,
(democratización de máscaras)
y la explotación de caprichos efervescentes.

Los ladridos son mordidas que evaden
las rejas que dan paso al desaliento.
¿Y por qué la palabra?
Voces dijeron en el invierno de la extinción
que soy una mezcla de gen y circunstancia.
¿Cómo es que puede estar el yo?
En los rótulos del presente
tan sólo se escribe lo que vende…
Y no puedo vender la palabra.

Ella en una noche de verano

Levanta su mano y deja caer los pétalos rojos. Deshoja la flor, ella desde el moho, cerca de la amarillenta casa. Y en la fuente de agua muerta caen las gotas de sangre. ¿Niña qué haces despierta?

Nada nana, viendo como los pétalos flotan en la fuente.

Las columnas que sostienen la vieja casa, tan lejana en realidad, son de mármol grueso y parecen sostener mil inviernos. En sus ojos de madera húmeda se reflejan las gotas del paisaje. Es una hermosa noche de verano. La iluminación la amarillenta luna es tan clara que deja una capa dorada que baña el viejo jardín. ¿En que piensas niña?

En nada nana, ya me voy a acostar.

- Estoy triste, quiero volar lejos, respirar un nuevo aire y cuidarme a mí misma, descender por las nubes y mirar al hombre solitario que yace en la playa. Pobre hombre, vive tan sólo. Yo le diera un poco de compañía, yo le acariciara en esta bella noche de verano. Quiero dejar este viejo pueblo y su ancha plaza, olvidar los evónimos y las acacias.

La esfera del reloj, iluminada por la luna llena marca las doce. Se escucha a lo lejos su cantar. Ella finge levantarse y limpia su falda, falda del color de la rosa muerta. Sus pecas no existen en esta noche de estío y su mirada traspasa la delicada brisa. ¿Estás viniendo mi niña? Deja de pensar en aquel miserable errante. ¿Niña, vas a venir?

Si nana. Mi cuerpo va.

Wednesday, June 13, 2007

A man from out of the blue

(tributo al álbum Time Machine de Alan Parson)




Narration by Professor Frank Close

When you look out into the night sky, and you see the stars far away, you're seeing them because of the light that has travelled from them to you.

But it takes time for the light to travel here. So what we're doing is seeing the stars as they were in the past, in the amount of time it has taken for the light to reach us. The further, and further away the stars are, the further back in time we're looking.

Now we're seeing a star that, let's say, is 6,000 years ago. Imagine somebody on that star looking at us. They would be seeing us as we were 6,000 years ago.

Which of those two is "now"?

So space and time are linked together. We are looking across the space, we are looking back in time. 1

¿Qué le diría a alguien de quién sólo puedo ver su pasado? Imaginando que con luz pudiera decir algo, me estoy dirigiendo a algo que ya no existe, y los que me ven del otro lado pensarán lo mismo de mí, que ya no existo. Y sabrán que de hecho hay un futuro ya construido en nosotros en el momento en el que nos están viendo.

Se supone que, si se nos pudiera ver desde cualquier parte del universo ¿qué parte de nosotros verían? La luz que emitimos hace 6000 años puede estar siendo proyectada en este momento en otro lugar; es decir, nuestro pasado se vuelve su presente, y esto multiplicado por los infinitos lugares de los que podemos ser observados, obtenemos que lo que está pasando este segundo es reprisado infinitamente dentro del universo, donde tiempo y espacio se mezclan y se revuelven, imposibilitando distinguirlos en el infinito. ¿Cómo puede pasar algo si todo está pasando al mismo tiempo?


A man from out of the blue

Recorriendo un camino solitario, estático, siempre en todos lados. El hombre no abarcado por el azul del cielo es un silencioso vigilante que lo ha visto todo, y sigue sin saber nada.

So follow the call

To our senses

Still there's hope

Behind the fear

Es lo único que puede susurrar este hombre que mira de se fuera y nos recalca que no pertenece a ese reino que nos cubre a todos. Alan Parson deja de ser él, deja de ser un ser humano para abstraerse y preguntarse, ¿dónde está la esperanza? Detrás del miedo; detrás de lo humano que tenemos.


Un llamado a quines viven por sus palabras o acciones



No one ever lived a thousand years

Not like things we do or say

“Call up”; tributo a la vida simbólica. Nosotros no vivimos, son nuestras palabras, nuestras acciones. Les damos vida y alimentamos a los otros. ¿Qué sería de la raza humana si las personas se llevaran su sabiduría a la tumba?

Así que llamemos a todas esas personas que han cambiado el mundo y pidamos que nos ayuden a cambiar el mundo una vez más; esa es la idea. Pero si nos fijamos bien, todos ellos: Einstein, Darwin, Newton, Luther King Ghandi Da Vinci Jesús viven. Y viven en sus palabras, demostrándonos que sus nombres son sólo referencias, su legado está impreso dentro de ese inconsciente colectivo que nos lleva hacia donde debemos marchar.


¡Dejemos de ser un uno para poder ser un todo!

Para aprender, tenemos que observar, transformar en letras lo que nos dice el viento, el agua, el sol, codificarlo humano, y explicarnos las cosas que no podemos entender. Fuimos uno alguna vez, ahora somos varios, pero no podemos dejar de alimentarnos el uno del otro (desde biológica hasta espiritualmente); finalmente, somos uno:

We are all of one nation, all of one creed

We are all out of nature, all of one seed

We are in this together, man, woman and child

So open your heart to the call of the wild

Y para los que crean que somos la cabeza de la cadena evolutiva (head of the chain), será mejor vernos como los hijos pródigos de la naturaleza, que creemos saber todo, pero estamos solos, que creemos que podemos con nuestras vidas, que somos dueños de nuestras acciones, cuando realmente nuestra madre naturaleza es la que nos guía con una mano bondadosa hacia nuestro regreso hacia ella. Finalmente podríamos decir “Ignorance is bliss” y esperar tranquilamente One day the tide may turn and wash away your castles in the sand, and silence rule the land.

Press Rewind…


Espera, que no escuché bien la canción, ¿podrías rebobinarla para esta vez escuchar mejor?

Bueno, eso podemos hacer, pero lo que no podemos hacer es aplastar el botón para retroceder nuestras vidas e intentar cambiarla. ¿Qué harías si tuvieras cinco segundos de gracia cada día para repetir algo que te salió mal? Cinco segundos parecen muy poco, pero ese “poco” tiempo podría ser algo realmente invaluable.


A flash of second sight, a chance to do it right
Is something money just can't buy

Cosas que pensamos de vez en cuando. Por ejemplo, algo que sin duda le damos vuelta todos en algún momento, pero que no está de más recordar en este paseo en “The Time Machine”, querer guardar un momento en el bolsillo, tenerlo ahí y sacarlo de vez en cuando:

The hours are slipping away
Still I try to hold them and freeze them in time
So leave me believing we'll meet here again
Promise me some kind of sign

Este viaje está encerrado entre dos transportes meramente instrumentales catalogados con el nombre del álbum. Así termina este recorrido por las divagaciones a través del tiempo. No culparía a quién quisiera retrocederlo para no haber leído nunca este post; sin embargo, cada segundo consumido se lo dedico a este álbum.



1 Todo lo que está en cursiva y en inglés es citado del álbum Time Machine de Alan Parson

Monday, June 04, 2007

Esta vez será diferente

Por esta vez, va a ser bello lo que a mi me da la gana. Mi mujer no va a representar el papel bidimensional animal-santa, es decir, no van a caer rosas a sus pasos y no va a rugir como leona herida. Mi ropa, no va a fingir asimilar un canon casi estético donde lo absoluto no tiene cabida, no va a estar hecha de gusanos sagrados ni va a acariciar mi piel. Mi perro, esta vez no va a ser temible, no va a llegar a ser una falsa amenaza o una máscara de mi virilidad.


Voy a salir a pasear por la calle sin disfrazarla de bosque encantado y sin rociarle una temperatura ideal. Voy a caminar sin simular estar apurado, y voy a tratar de no fingir que paseo a mi mujer y a mi perro; voy a aceptar que simplemente paseamos. Caminando por la calle, no me verán asumiendo una identidad porque realmente no la tengo, estaré tratando de mirar al frente, porque tampoco quiero bajar la mirada cuando alguien se me acerque. En realidad, quisiera que la mirada dejara –en esta ocasión- de significar.


Voy a cruzar la calle y disfrutaré que otros hombres miren a mi mujer, porque yo lo disfruté, porque lo disfruto a diario y porque ella no me pertenece, sólo aparenta pertenecerme porque quién sabe, por algún motivo quiere estar a mi lado. No quiero indagar en el motivo, quiero imaginar que la superficialidad no es suficiente pero asumir que la profundidad es tan perfecta como necesaria, y va tejiendo las redes por donde inocente camino, representándome a mí mismo como alguien que no finge ser inocente.


Esta salida va a ser distinta, porque no quiero ser otro, no quiero ser un disfraz, no quiero bailar el ritmo de la cultura. Quiero morir un poco creyendo que soy diferente. Y va a ser bello lo que yo quiero, porque la transparencia va a invadirme y voy a soltar lo poco que tengo. Me consumiré, de rojo y hasta de azul. Me quitaré la ropa, soltaré la correa de mi perro. Luego, que terrible, soltaré la mano de mi mujer.

Los soltaré en ese orden, aunque quisiera que el caos se pareciera más a las estructuras jerárquicas vacilantes y falsas. Soltaré al can que ya es libre por no saberse uno, sino todo. Y después soltaré a mi mujer que no es alguien en esta historia porque yo no soy nadie, como para invadirla de personalidad. Ella seguirá, yo sólo la soltaré cuidándome de no adornarle de rosas ni de adjetivos innecesarios. Espero me perdone esa falta de simbolicidad, pero tiene que saber, que yo soy uno, por lo tanto estoy solo.


Y en medio de los espacios rellenos, quisiera no vender la libertad, sino que se adhiera sin precio (priceless) a los consumidores de aire y de segundos. Quiero dejar de contar mis pasos y burlar las matemáticas vacilantes del vacío. Esta vez va a ser diferente, la vida no va a ser bella porque simboliza ser bella. Es que es perfecta, porque no importa que yo me desintegre en mi rumbo hacia la nada, la vida seguirá, como siempre ha sido, perfecta.

Thursday, May 24, 2007

Quiero una edición (breve recorrido por el masoquismo)

Quiero una edición de adjetivos,
un lamento ensordecedor,
un poco de sangre nativa,
una bocanada de su aliento.

Para que las noches no sean epilépticas entre sus toallas de sudor
y para que su música no sea más que un molesto abismo
que se lleva los vientos que nadie, ignorantemente, respira.

Verte es ya no beberte, es ya no borrarte.
los movimientos se caducaron en ese recuadro que es tu imagen,
tu olor se extinguió, como una estrella al caer la noche.

Y la luz me despertó haciéndome notar
que el sol no pensaba salir nunca más
y que ayer fue su último mañana.

Quiero una edición de metáforas,
haber sido miserable siempre,
hablar de la frecuencia desde la rutina;
no hacer ciencia con los accidentes.

El altar con el tiempo que consume lento y delicado
su reflejo, atrapado en el espejo, y ya no es ni la sombra de
un alguien muerto hace millones de años. Ya no es ni signo

Silenciarte es dejarte volar hacia la inmaculada muerte,
sostenerte, en cambio, es darme un porqué para
asesinar a los entes monocromáticos a mí alrededor.

Quiero una edición de compases,
un baile estético y estático,
la última gota de tu saliva,
verte agonizar; diluída.

Thursday, May 17, 2007

La tragedia de los hombres enjutos

Cuenta la leyenda del antiguo quiché que en la tierra habitaban unos hombres de palo. Hombres enjutos desprovistos de toda gracia; y, como si gracia tuviera alguna relación aparte de la fonética con la facultad del agradecimiento, también estaban desprovistos de ello. Ambas carencias eran algo que ni los dioses, ni los animales, ni los objetos de su uso diario, podían tolerar.

Los hombres de madera a pesar de tener el habla, no tenían el entendimiento. Se multiplicaban; se daban palo entre ellos, pero resulta que esto era romántico. Estos hombres vivieron un largo tiempo, pero sus escasas facultades intelectuales los llevaron a la perdición. Bueno, lo que les llevo a la destrucción, realmente, fue el terrible error de no acordarse de alabar a sus creadores. No es que los dioses fueran vanidosos, lo que pasa es que eran muy hambrientos y perezosos, y por eso necesitaban de alguien que los alimente.

Pobres seres totalmente secos, no tenían sangre que les recorriera las venas. Debieron ser tan tiesos que jamás debieron tener oportunidad de bailar orgiásticamente. Se divertían sacándose astillas, y quemándose entre ellos. Eran racistas, pues los que quedaban hecho carbón eran marginados. Ah, lo peor de todo, tenían que esperar a morirse para poder jugar al fútbol.

Lo más curioso es la despiadada muerte que les esperaba por ser productos deficientes. En primer lugar, la típica venganza judía: el diluvio. Lo que los dioses no se percataron es que, obviamente, eran de madera. Flotaban tranquilamente por las aguas, refrescándose y navegando como cualquier corsario inglés. Los dioses no pudieron contener su ira, así que enviaron cuatro seres especializados en tortura:

Xecotcovach.- Experto en la extracción y succión. Tenía unas mangueras especiales con anzuelos en los bordes. Su función fue vaciar los ojos de los hombres palos.

Camalotz.- Con las navajas más afiladas del reino de los dioses. Camalotz no se andaba con rodeos, él vino directamente a cortarles la cabeza.

Cotzbalam.- El gordito hambriento del grupo. Su misión era devorarles las carnes, pero al ser de palo, tuvo muchos problemas con las astillas.

Tucumbalam.- El más sádico de todos. No se conformaba con verlos degollados, sin ojos y semi-comidos, el trituraba cada uno de sus huesos y destrozaba sus nervios. (Es decir, que a pesar de carecer de muchos elementos fisiológicos, estas versiones previas de hombres, al menos no carecían de la capacidad de sentir dolor).

Bueno, nadie quería perderse de la fiesta. Primero llegaron tímidamente los animales pequeños y empezaron a mordisquear lo que sobraba de esta legendaria raza. Luego vinieron los animales grandes y casi hacen polvo a lo poco que quedaba de ellos. Aún hay más, al final, llegaron todas las herramientas (la piedra de moler, los palos, las ollas) y empezaron a quejarse de lo mal que habían sido tratados. La piedra los terminó de moler, los palos sacrificaron su vida para quemarlos por completo dentro de la olla, en la cual se hicieron humo y desaparecieron ¡por fin! de la faz de la tierra.

Dicen que los sobrevivientes de esta masacre son los que ahora llamamos monos. Aunque de esto el Popol Vuh no parece estar muy seguro, ni yo tampoco.



Tuesday, May 08, 2007

Papelito


Elevé mis ojos buscando algo y te vi por primera vez papelito, y eso que no te estaba buscando. No lo podía creer, llegaste directo a mis manos, bailando, estabas tan blanco, que parecía como si hubieses caído desde el espacio, bailando como llegaste a mí, y que ninguna otra cosa te había manchado antes. Me creí afortunado entonces, dejé de sentir que era cualquier alguien y que si tenía un nombre en el universo, un nombre que tu me lo otorgabas en medio de todos los azares.

No pude creer lo blanco que eras papelito, ni un grano de arena, ni un rayo de luz había dejado mancha en ti. Por eso decidí cuidarte, protegerte para que no dejaras de ser único, y así yo también, no dejar de ser alguien. Te paseaba con mucho cuidado, te escondía celosamente de los ojos extraños, te daba vueltas por el parque en el que te encontré, pero guardándote cuando venía ese viento frío que nos vigilaba en silencio, como envidiando nuestra felicidad. Digo nuestra papelito, porque esa blancura tuya no podía significar otra cosa, ¿o si?

El sol iba cayendo y yo me conformaba con mirarte, al menos al comienzo. Tenías demasiada energía, y yo no sabía si podría lidiar con eso. Aunque estabas conmigo, aún no te poseía, sabía que no eras de nadie, y tu radiante belleza lo confirmaba. Empecé a temer que ello significaba que yo no era nada más que una parada casual para ti. Entonces empezó mi desesperación papelito, tenía que saber que yo era igual de importante para ti, quería saber si al menos te habías fijado en mí. Te sostuve entonces y te elevé en dirección al sol. Fue la primera vez que miré a través de ti. Fue increíble, puedo recordar perfectamente toda esa luz pasando a través de ti, tu cuerpo traslúcido parecía sólo mejorar la calidad de la luz; esa fue también la primera vez que hablaste conmigo.

Acercarte al sol, también tuvo otra consecuencia, que en ese momento me pareció terrible. Una tormenta de polvo se acercaba y yo apenas lo noté. De pronto toda esa tierra nos envolvía y aunque instintivamente te refugié en mi pecho, ya había sido muy tarde. Estabas manchado por el polvo, y yo no podía sentirme más responsable. No recuerdo si dejé caer una lágrima pero al menos tú no lo sabrías porque escondí mi rostro de ti. ¿Qué tal si te hubiera dejado bailando? ¡Se te veía tan feliz haciéndolo! Ahora sentía tanta vergüenza, yo había sido responsable de mancharte y, ahora que estabas conmigo, de quitarnos a los dos un nombre en la eternidad.

¿Pero qué importaba el nombre en la eternidad? Mucho, hasta que me di cuenta de algo que era aún más importante. Cuando me atreví a mirarte de nuevo, vi como toda esa tierra había dejado formas en tu cuerpo, y me di cuenta que eran formas extrañas pero que decían mucho. Eso es lo que había hecho el mundo de ti ahora que estabas conmigo, y yo sé que te gustó mucho, y por eso a mí me gustó también. Pero lo que realmente me alegró, eso de lo que te estaba hablando, de que mi nombre se había borrado de la eternidad, pero a cambio, me fijé en un curioso dibujo en tu superficie: mi huella se había quedado impregnada en ti gracias al polvo.

¿Puedes entender la alegría que sentí al ver que yo estaba en ti papelito? Que importaba el Universo con mayúscula, el sol que caía poco a poco, las estrellas que aún no se dignaban a aparecer… Yo estaba en ti, al igual que tú estabas en mí de alguna forma, aunque yo no lo podía expresar de la misma manera en que tú lo hacías. Ese sentimiento era muy extraño, me sentía afortunado pero también me sentía sínico por alegrarme de tu suciedad, de todas formas, yo soy el que manchó tu uniformidad por primera vez, ¿estabas de acuerdo con dejar de bailar para estar conmigo?. No sé si otro te hubiera manchado en mi lugar, pero creo que sí. Lo importante es que al ver tus formas nuevas, grabadas polvo y tierra, me daban una pista de que eso te había hecho feliz.

El sol estaba tan cerca de desaparecer y el viento empezó a marchar como mil soldados alados, en ese momento, me enfrenté a un dilema. Te tenía cerca de mi pecho, te estabas arrugando por la presión que ejercía, todo con el fin de que ese ejército invisible no te arrebate de mí. El problema es que si no te veía, apenas sabía lo que tenías que decirme. La luz iba a desaparecer pronto y sin ella no podía comunicarme contigo. Entonces decidí elevarte hacia el sol una vez más, aunque ya me esperaba lo que iba a suceder.

La luz naranja, casi violeta, atravesó tu cuerpo, con ese sabor a muerte que se asemeja como nunca a la vida. Ese brillo te atravesó e iluminó todas tus formas de una nueva forma. Jamás te vi más hermoso, papelito, pero jamás te vi, al mismo tiempo, tan lejano de mi. El viento empezó a soplar aún más fuerte y sentí mucho miedo de perderte, así que mientras descifraba lo que me decías tuve que apretarte con violencia, te arrugaste y hasta te rompí un poco. Un dolor profundo me invadió y esta vez no te oculte mis lágrimas. Una esquina tuya se movía desesperadamente con el viento. Todo se confabuló para decirme lo más obvio, tenía que dejarte ir. Las primeras estrellas entonces aparecieron en el cielo y me di cuenta que tu amor desenfrenado por bailar era algo que ya no podía controlar.

Sunday, April 29, 2007

La nueva Aldea*

Hijo:

Ha llegado el momento en el que tu destino como miembro de esta comunidad va a ser cumplido. Desde este momento, te independizas parcialmente para establecer y fundar una nueva aldea que llevará su propio nombre y de la cual serás algo más que un padre. Llegó uno de los momentos más importantes de tu vida, y sé que sabrás aceptar la misión que te ha sido encomendada tal como a todos nosotros.

Sé que en el momento en el que leas esta carta te sentirás confundido, sólo y falto de muchas cosas. Lo único que puedo hacer es darte fuerza y creer en ti, aunque sea un arcaísmo, aunque sea tan sólo como un juego irracional. No confío en ti solamente porque así lo digan las estadísticas o porque se hayan tomado todas las precauciones necesarias. Creo en ti porque desde que naciste hallé una chispa incansable de luz que te brota desde dentro, y, porque a pesar de que eres nuevo ser viviente, halló en ti la sabiduría necesaria para llevar a cabo la tarea que te ha sido encomendada.




No voy a desperdiciar palabras vanas dándote detalles técnicos acerca de cómo deberás cumplir tu trabajo, pues eso ya te será otorgado. Yo, en lugar de eso, quiero darte una visión de lo que significa la vida y que sólo con el tiempo entenderás. La vida es un momento determinado, un espacio de lucha, un fuego que trata de incendiar el mundo circundante. Sólo observando te darás cuenta lo maravilloso que es ver crecer vida y como esta se alimenta de sí misma con una energía infinita. Incluso la muerte es hermosa, no sólo por ser necesaria sino porque es un paso de generosidad con los que te rodean. Así también, te sucederá en algún momento, y como lo hice contigo, cederás tu existencia a alguien más para que ocupe tu lugar en otro nuevo mundo.

No temas a la eternidad ni sufras por los que morirán. Por otro lado, te darás cuenta de lo necesario que es dejar de existir, viendo como bajo tu benévola mirada todos intentar armonizar y caotizar. Las criaturas que van brotando se harán más fuertes e irán creciendo poco a poco, aumentando sus capacidades y en algún momento, su comprensión del mundo. Te agradará el momento en el que infantilmente empiecen a evocarte y a darle tu nombre, gracias al miedo y a la admiración, a las cosas que no entienden. Te darán muchos nombres por cierto, y no entenderán quién eres hasta el final de los tiempos…

Fundar un planeta es nuestra justificación ante la existencia y un deber ineludible tomando en cuenta lo maravilloso que es. Si hemos sido dotados con casi todas las respuestas, aun hay millones de preguntas que sólo podrán ser contestadas en la imaginación, y hay millones de preguntas que sólo entenderás cuando veas a tu creación luchando, sin ayuda, ante las inclemencias de la vida, y entenderás, poco a poco, con que esfuerzo se ha luchado para llegar a lo que somos ahora.


Si tu planeta es destruido por sí mismo o por cualquier catástrofe, acepta tu muerte resignado, yo sé que lo harás. Viajar miles de años luz, en vano parecerá, para que cualquier catástrofe, interna o externa destruya todo ese manar de energía y belleza acabe con todo sin tregua. Pero eso es parte de la vida, y si las cosas tienen que darse de esa manera, jamás lo calcularemos, ni tampoco hay quien tenga más o menos suerte. Seguimos las leyes de la vida tal como nos las han sido otorgadas desde el comienzo de los tiempos. Y si me preguntas por que tienes que morir, bueno, esa necesidad despertará en ti, es simplemente como deben ser las cosas.

A fin de cuentas ¿qué es un Dios sin su creación? Aunque sientas que ocupas un lugar superior, eres simplemente un engranaje más, así que no dejes que esa palabra “Dios” se te suba demasiado a la cabeza. Como miembro de tu comunidad, velarás por ellos, de una forma tan hábil que jamás te alabarán por lo que eres, sino por lo que crean que eres. ¡Si haces bien tu trabajo te alabarán por lo que no hiciste, como el sol y las estrellas, y te ignorarán por lo que realmente haces!

La vida no nos garantiza seguir vivos, y nuestra vida está subordinada a tu nueva comunidad, que sin entenderte, te entenderán, sin saber tu verdadero nombre, te nombrarán; y si la vida lo que quiere es que lleguen a conocerte en algún momento, te conocerán y compartirán tu vida, ya no te sentirás sólo, y encontrarás un placer nuevo, que es el que yo experimento al escribirte ahora, justo antes de mi muerte (con la satisfacción correspondiente por haber cumplido con mi deber, del cual el éxito se verá reflejado, en la eternidad, por ti), en el momento que he estado esperando durante mucho tiempo y cuyos frutos no tendré el placer de ver; esto es enviar una nueva vida a un planeta lejano para fundar otra; una nueva vida que en realidad es vieja, eterna… una nueva vida que conocí desde que fue una bacteria.



*Traducido del idioma Eternum 0001 al español por el Papa Espacial





Monday, April 23, 2007

Suicidio y Causalidad (especulaciones)

Podemos reducir nuestra existencia a lo más básico, sobrevivir. Pero sobrevivimos no sólo como individuos sino también colectivamente. Hay tanta gente en el mundo, que el suicidio sólo nos importa como condición plausible a una cercanía nuestra, no como incidente capaz de una destrucción masiva, porque es biológicamente imposible. Hay suicidas, porque la naturaleza nos lo permite, y es “tan infrecuente…” Si somos entes programados por agentes externos, ¿por qué crear un sistema de auto sabotaje? Y si somos individuos independientes, ¿por qué destrozar lo que debe estar en primer lugar debido a nuestra condición de seres dotados de existencia?

Creo que ahí entra nuestra independencia con respecto al automatismo, nuestra ruptura con la naturaleza, ahí sale a flote nuestra mitad únicamente humana, cultural. Leí en algún lado, que un filósofo llamado Pico Della Mirandola, había propuesto nuestra existencia de esta manera: Dios creó al mundo, y le asignó a cada cosa una función específica, por ejemplo, los tigres no pueden dejar de cazar, las plantas son estáticas y tienen, como el resto de cosas, una meta fija. Los seres humanos, por el contrario, somos seres inacabados, seres que tenemos la obligación de construirnos a nosotros mismos, ahí radica nuestra libertad y nuestra grandeza. El resumen grosero de esta ingeniosa propuesta nos indica que poseemos una cierta libertad para crearnos, para hallar un puesto no asignado dentro del universo. Con esta postura, no asumo la libertad total (es más, soy un fervoroso seguidor del determinismo causal) pero cedo al hombre una libertad, como especie, de construirnos.

No he investigado lo suficiente con respecto al suicidio, pero normalmente se da debido a causas más fisiológicas o patológicas que por cualquier otro motivo. Es decir, según lo que he leído esta conducta queda simplificada a una mera enfermedad. Es probable, sin embargo, también quedaría analizar el efecto en el medio en el que se produce semánticamente. Mucha gente habla del suicidio, y he escuchado esta analogía relacionada con los poetas. Es un aspecto curioso, que sugiere una pueril ignorancia pero no creo que deba ser tomado a la ligera. La gente que relaciona la lírica con el suicidio debe tener un cierto temor a la exploración interna, pues, como se dice “puede llevar a la locura”. Creo que este miedo, aunque con pautas significativamente sociales, también acarrean consecuencias a nivel más íntimo, donde pueda crearse un cierto miedo a uno mismo, fundamentado no sólo con lo que se ve y lo que se escucha, sino también a lo que se experimenta.

El suicidio en algunos casos debe tener algún justificativo lógico, y suele convertirse entonces en un asunto simbólico. Muchas personas han muerto y seguirán muriendo sacrificando su vida por algún ideal. Por lo tanto, desde cierta perspectiva, no nos vemos únicos y solipsistas, necesitamos comunicar, y necesitamos existir, no sólo por nosotros sino también por los demás. Tenemos conciencia y nos vemos como individuos, pero también creemos en la unidad a la que llamamos “seres humanos”, y vivimos, en realidad, no por nosotros mismos, sino también por los demás. El suicidio puede ser visto como algo egocéntrico, pero se la realiza (justificada o no), por los demás.

Vivo

El vivir invade el reino
desde el respirar,
hasta el imaginar desenfrenado.
Si estoy en el suelo, tendido,
puedo estar más vivo
que una amapola estallando en el desierto.

Estoy vivo, aún con mis pupilas
volcadas hacia adentro,
aunque adorne luces
con hoyos negros.
Aunque no cante sino que calle,
así imagine más de mil veces,
que muero de desencanto.

Estás viva, crisálida,
aunque cubras con recelo
aquel fuego lento de colores vivos
que alguna tarde, muy lento,
bajo la sombra oscura
de algún árbol siniestro,
borrará lánguidamente tu último destello.

Monday, April 16, 2007

Tus miedos son como canciones de pajaritos llegados hace poco del paraíso

- ¿Alguna vez has sentido admiración por algo que no entiendes, y que apenas puedes imaginar?
- Algo así… como cuando tienes una imagen de algo que no conoces pero en lo cual crees ciegamente; puede que las otras personas se imaginen este ente abstracto diferente, pero tú sabes que está ahí, aunque no puedas realmente delimitarlo con tu mente…
- Sé a lo que te refieres pero no te estoy hablando de eso. Te estoy hablando no de un sustantivo imaginístico, no de un “algo” creado con propiedades entre cognoscibles e ininterpretables, sino de sentir admiración por un ente abstracto en sí mismo, no necesita tener forma, pero de alguna forma es bello.
- O sea que si tiene forma, no física, pero para ser bello tiene que estar adherido as algún sentido, ¿de que otra forma podría parecernos bello? Talvez un ejercicio matemático pueda parecerte bello, ¿a eso te refieres?
- No exactamente, pero me gusta lo que piensas. Linda, para serte sincero, aunque en parte te decepciones de mí, me refiero a tu mirada.
- Mmm… Eso si no me lo esperaba ¿no que no tenía forma? Mi mirada en cierto sentido tiene forma, yo me esperaba algo más difícil.
- No es como se ve tu mirada: aquí viene la parte difícil. No es lo que me quieres decir con tu mirada, no es la ternura ni el reflejo ni la profundidad, no es algo que veo con mis ojos, es algo que no puedo ni imaginar pero me parece estéticamente bello, es algo que sólo está en mi mente pero ¡sé que existe porque existe en cada uno de nosotros!
- ¿Mi alma?
- ¡No estoy hablando de un sustantivo!
- Ya lo sé… a veces es muy difícil entenderte, talvez sea mi deseo por ti…
- Casi…
- ¿Casi? ¿Me lo vas a decir?
- Es tu miedo
- ¿Crees que te tengo miedo?
- No es que me tengas miedo, es tu miedo en sí mismo. Tu mirada lo que me dice es que lo sientes, nada más, es el único vehículo que me lleva al siguiente paso. No es que me guste que me tengas miedo y no quiero provocarte eso.
- Pero ya me estás asustando…
- ¿Si ves? Ahora sé que está ahí, y por algún motivo, quiero que trates de entenderlo para que no creas que soy un tipo totalmente irracional. Ahora que sé que existe tu miedo, disfruto de él porque es hermoso. Una vez más, no quiero que me malinterpretes. No disfruto de que me temas, pues no es mi intención sentirme dominante sobre ti, eso no está cerca del placer que siento, es un placer meramente estético, desinteresado, es algo loco, lo sé, pero tienes que entenderme…
- Trato…
- No quiero que me tengas miedo, es simplemente tu miedo. Tu miedo es como escuchar canciones de pajaritos llegados hace poco del paraíso…
- Voy a pensar que me quieres mandar a mí al paraíso
- ¡Cállate!
- …
- No fue mi intención gritarte, es que no me estás entendiendo. No soy el loco agresor que disfruta de tu dolor. No tiene que ver con nociones sadomasoquistas ni religiosas ni nada por el estilo, yo soy meramente un espectador de tu miedo, y no me gusta porque te haga sufrir, tampoco porque sé que puedo rescatarte de tu miedo erigiéndome como tu salvador, ¡Todo eso está fuera de contexto! Tu miedo es como ver un cuadro, y no lo estoy viendo como un maldito psicólogo sino como el primer primate que se paro a contemplar las estrellas ¿entiendes? ¡El mono no quería comerse las estrellas, no quería aparearse con ellas, no quería ser su maldito dueño! Estaba feliz por lo hermosas que son, porque el desgraciado las vio hermosas, así es como yo veo tu miedo, es bello, pero jamás te haría daño…
- ¿Ni para escuchar los pajaritos…?
- No llores, tu miedo es algo especial, pero no entiendo como puedo verlo así… las canciones de los pajaritos son bellas y melancólicas, casi puedo escuchar su canción, pero no creo que te lastimaría por eso… ¿realmente hay algún ser humano que pueda ver los miedos de otra persona así?

Tuesday, April 03, 2007

Para entendernos, analogémonos

El yo tácito escribe; la soledad. Esto es posible porque no formo parte de la unidad, porque me desligué de los otros para ganar una experiencia. Es una forma distinta de evolución, aunque sigue siendo la misma. Evolución: adaptación. Dos individuos similares se separan, y el medio que les rodea cambia. Después de miles de años se reencuentran, pero son diferentes, están readaptados. Inteligencia: evolución.

Estos seres, un día mágico de contemplación, que pudo ser al cielo o al reflejo, tuvieron noción de su existencia, de sí mismo, y tuvo una readaptación. Separación: inteligencia: evolución. Ahora la experiencia ya no es procesada por la inteligencia madre que hace asimilar al organismo al medio circundante. Ahora el espécimen busca adaptar el medio (y el miedo) a sus necesidades. Separación: soledad. La soledad marca un nivel de experiencia mucho más productivo. Inteligencia: comunicación.

Las palabras no son mías. Agregando el yo tácito: Yo digo que las palabras no son mías, ni las letras, ni el pensamiento ni el yo mismo. Soy un mero artesano que trabaja por medio de analogías. No existen las barreras de la comunicación, solo el consenso, la cultura, la colectividad simbólica. Para entendernos, analogémonos. Símbolo: unidad. Digamos rosa, la rosa roja entre las espinas. La rosa roja entre las espinas decoloradas. Los labios, la mujer, la sangre, la vida, por donde nace la vida. Por donde empieza la muerte.

No existen las palabras aisladas, no existe la incapacidad artística; existen los consensos. Cultura: chantaje. La separación nos disgusta, la separación nos fabrica un ego, la separación nos vuelve individuos; sólo Dionisio nos junta una vez más para retozar, delirar, volvernos hacia el todo, hacia la inteligencia madre. Cultura: unidad: delirio: felicidad. La felicidad es arte. Dionisio es arte. La instrumentalización humana, delirio fabricado en el ensueño. Una súper borrachera que nos consume de calor. Una vez más los soñadores despiertos dependen del frenesí. Orgasmo: vida. Ensueño…

Thursday, March 22, 2007

El quehacer de la domesticación rutinaria

Quiero contar algo que aún no sé que es, pero sé que, a parte de existir en alguna parte (en la biblioteca de Babel, por ejemplo), está aferrada a alguna neurona en forma de pulsación indecente y no me deja en paz. Quiero descubrir quién es ese alguien que se caracteriza en mi inconsciencia, pues a mi parecer los símbolos también tienen su caracter, esos pequeños ilusos, creados a imagen y semejanza de nosotros sus padres.

Rastreo una estructura, a veces una idea o un espíritu y a partir de ese talón de Aquiles se genera un concepto. Muchas veces creo lugares y se van con la memoria, otras veces ni siquiera ahí se quedan y la reminiscencia de un producto bruto queda para la fantasía de los neo-neo-platónicos. A veces me da por creer en los trozos de palabras, en las no imágenes nada líricas de los mundos demasiado abstractos. Quiero contar algo pero no siempre en línea recta, y por eso a veces el sentido (lo que se quiere decir) queda desmagnetizado, como aguja de la brújula que huye de nuestro hogar el sur.


A veces quiero decir simplemente que estoy vivo, a veces quiero vivir para poder querer decir algo. A veces sólo hablo... y otras veces, cuando las espaldas forman el muro que recorro palpando con mis dedos, escribo.

Sunday, March 18, 2007

Sombra eres

Del color de la sombra, sombra eres.

De las miles de paredes blancas
eres el sello que guarda el secreto.
De entre los espejos, el único
que refleja lo que debe ser.
Navegando entre cuadros no pintados,
boceto de un sólo color,
que pinta los matices de la interrogación.

De entre los sentidos, ni la vista
ni el tacto de los corpúsculos,
ni el olor ni el sabor ni el oído.
Eres puro instinto; pura memoria
colándose como agua entre la arena,
como luz entre la niebla.

Y aunque luz, del color de la sombra;
sombra eres.

Tuesday, March 13, 2007

De Occidente a Oriente (parte II)

La colonia se mueve aprisa, pero una niebla alrededor tuyo se encarga de distorsionar los objetos y las personas lejanas para que tus ojos únicamente enfoquen lo importante, Natalia. Eres parte de la colonia pero crees salir de ella. Sus movimientos son líneas oblicuas, tiene ritmo, armonía y melodía a la vez. Pero apenas puedes notarlo, porque ahora estás aislado, y más aún de ella.

Me encanta esa costumbre que tienes de disfrutar de las cosas después o antes de que hayan sucedido. Mera ilusión, vas a decir otra vez con una sonrisa presumida con cara de que conoces las respuestas de todas las cosas; y no sólo te crees capaz de eso, sino de que puedes contestarlas de una manera sofisticada. Estás equivocado, yo pienso que es una incapacidad el hecho de que no quieras concentrarte ahora en ella: en sus manos, en su boca o en sus palabras. Te veo y me da risa, sólo escuchas lo que dice para torear su respuesta y quererle demostrar quién eres ¡Saca un poco menos las plumas!

Me gusta esta heladería, queda cerca del fin del mundo, al igual que su casa. ¿La gente siempre es tan amable con ella? Vamos, no te sientas insignificante, recuerda que ella está contigo, y lo más probable es que si ella nota que el heladero le mira con variadas intenciones, también seguramente pensará que es bueno porque es una forma de redemostrarte cuanto vale, su PVP. Eso, atreviéndome a indagar atrevidamente en sus intenciones, pero sólo es una vaga adivinación, no me hagas caso, mejor mírala, se ve tan inocente… Sus ojitos brillan al oírte hablar. Sus manos pequeñas no sostienen el helado, lo equilibra mágicamente, lo hace flotar. Su lengua se baña de frío y de sabores. Lo siento, no puedo dejar de hablar de ella sin adherirle un adjetivo de adorno. Te toca equilibrar la temperatura ¿no? Yo me estoy ahogando de calor, sin poder beber un helado, sin poder siquiera beber de ella. Si miraras al cielo en este momento te darías cuenta de que estamos cerca, muy cerca del mediodía. El calor la tiene vulnerable y a ti te ha hecho perder delicadamente la paciencia, ya no miras sus palabras, sino sus labios. Bajo el sol, caminando hacia su casa en este pueblo donde las almas parecen haberse evaporado, estás tú, ella y la pared. Y las sombras también parecen haberse evaporado, pero ahí estamos, simplemente escondidas bajo el suelo, esperando a que el sol deje su puesto de guardia en el punto más alto del cielo, en toda su seca y monstruosa gloria. Es por ello, la luz simplemente ciega mis ojos y no me permite ver el momento en que la lanzas contra la pared, tomas sus muñecas y las clavas, la crucificas contra el muro. El sol y sus malditos 90 grados, en el punto de equilibrio, ahora sólo depende de ti elegir el curso que tomará…

Es la una de la tarde y el sol cae por el occidente, que extraño, y yo sigo mirando como caminas frustrado junto a ella. Te mira con lástima, y no sé si fuiste tú o si fui yo quién dejó sus muñecas amoratadas. Hoy no ha sido mi día, y aunque ha sido el tuyo, tampoco fue bueno para ti. Tú eres el perdedor, el que se deja dominar por el miedo, el que planifica los discursos, ese que va ahí, llegando a la casa de Natalia con los bolsillos en las manos, con unas casi lagrimas redibujando y refractando el iris. Ella llega a su puerta, tu sumisión provoca su lástima y antes de que cierre la puerta se te ocurre decirle: “Naturaleza es un poema de secretas señales misteriosas”. Ella te dice: “cuídate” y cierra la puerta de su casa.

Está bien, no voy a atacarte ahora, sé que no ha sido un día fácil, lleno de tensión acumulada y no descargada lo suficiente. Si sólo el sol hubiera decidido caer por el oriente. No te lo estoy echando en cara, pero estoy seguro de que yo la hubiera dominado. Vamos, si te consuela, ponte a pensar en Natalia, imagina que la tengo en mi cama, imagina lo que yo hubiera hecho con ella. En un atardecer totalmente oscuro en mi cuarto, cuando las últimas luces se apagan con el crepúsculo, trata de ver como yo le hubiera desgarrado la ropa. ¿No te hace sentir mejor? A mí sí.

El camino de regreso es aún más largo, y ya no te va a importar que el mendigo más apestoso se siente a tu lado en el bus. Escuchando esa odiosa música ranchera el mundo no se hace más aceptable, y peor con tu rostro de perdedor. Emanas debilidad, y por eso el mundo te odia un día más, como siempre que el sol desciende por tu lado. Está bien, no me hagas caso, igual, que importa, las sombras son solamente cuerpos bidimensionales.

En tu cuarto, lamentablemente el sol ilumina igual que en la mañana, sólo que ahora desciende. La soledad de tu cuarto perenne ahora asfixia, y verte acostado boca abajo con tu cara envuelta en la almohada en la que se mezclan tu saliva y tus lágrimas… ¿Cómo esperas que bailemos bajo la luz de la luna y cedamos el control a las ilusiones de la noche? Dormiremos una vez más, pero mañana no te levantarás temprano pues el sol no saldrá por tu ventana y simplemente yo me despertaré con ganas de suicidarme. Mañana, el sol no se verá hasta el mediodía, y esta vez, si sobrevivo a mí mismo te ganaré la partida. No te odio, es sólo que no trabajamos en equipo, el día perfecto es el que va en contra de la costumbre. Esos días en que el sol recorre el cielo de occidente a oriente.

Saturday, March 03, 2007

De Occidente a Oriente (parte I)

Abres los ojos, te levantas; no los vuelves a cerrar. Eso pasa en aquellos días en que la luz del sol entra por tu ventana, cosa muy rara en una habitación apuntando hacia el occidente. Vas y regresas, caminas en círculo. Embriagado con el pasado y el futuro: ilusiones me dirías, ahora yo te lo reclamo: eso te embarga de felicidad.

Así pasó ayer ¿recuerdas? Te despertaste a la misma hora de siempre sólo que no te quedaste en la cama, sino que recordabas lo mismo que anoche para consolar tu sueño. Ahora es igual, tu madre no puede dejar de notar la sonrisa en tu rostro y tú tratas de fingir austeridad. Las madres no son tan subestimables: Vas a ver a Natalia.

¿Por qué demoras tanto en el baño? El agua resbala miles de veces y surca los mismos caminos de tu cuerpo antes de pasear por la tubería. Lo que pasa es que piensas en lo que va a pasar más tarde cuando te encuentres con ella, allá tan lejos por donde queda su casa, y piensas en lo que va a decir, pero eso es difícil, es más fácil pensar en lo que tú vas a decir. Apuesto a que cuando te secas con la toalla ya tienes uno que otro discurso en mente, cada uno con unas cinco posibilidades diferentes de respuesta… Pero las olvidas, y yo sé que es mentira cuando me dices que prefieres la sorpresa.

“Naturaleza es un poema de secretas señales misteriosas” apuesto a qué se lo vas a decir, pero espero que no te decepcione el hecho de que no lo entienda. Se lo vas a decir y ni siquiera te has preguntado si crees en ello. Yo pienso que es al revés, que el poema es una naturaleza de señales misteriosas, pero no me hagas caso, no dudes de tu discurso prefabricado; así no la sorprendas, al menos ella lo fingirá.

Si, todo es un circo, hasta tú eres parte de él cuando piensas en eso mientras miras a las hormigas del patio llevando y trayendo comida. Me molesta que sigas divagando sobre lo mismo hasta que te das cuenta que estás subiendo al bus y no has sacado los sueltos del bolsillo y el cobrador te mira con mala cara. Déjame adivinar que te viene a la mente: “fue mi culpa”. No sé como ver eso, talvez como muestra de humildad. Incorrecto. Es una muestra de un ego inmenso, maldita sea, crees que el mundo gira alrededor tuyo.

Bueno, ahora toma asiento rápido, tu percance con el cobrador no te va a dejar mirar hacia arriba por un tiempo. Si en este momento te preguntara en qué estoy pensando seguramente me dirías que tú me pareces predecible. Pues aciertas y te equivocas a la vez. Pero dejemos esa discusión para más tarde, mejor pon tu mente en algo más relajante, en algo que te haga sentir bien. Me parece una decisión correcta, eso de ponerte a pensar en Natalia. Claro, el tema abarca muchas posibilidades.

Por ejemplo, no es momento de ponerte a pensar como es ella en la cama. Estás en un bus, irresponsable. Te propongo un tema: ¿Será que ella piensa en ti más que tú en ella? Es un tema extenso, que en realidad no sirve de mucho, tomando en cuenta que hay muy pocas probabilidades de que atines, pero al menos te mantendrá ocupado durante un largo tiempo. No te decepciones tan rápido, no digas que es imposible saber, ¡claro que es imposible! ¿y qué? Ya eres lo suficientemente maduro como para saber que no se puede tener nada por seguro.

El camino es largo pero los minutos no bailan en fila sino que marchan en columna, y ves pasar cada segundo, uno tras el otro. El sol sigue en el poniente y en acenso, es uno de esos días. ¿Qué tal si miras ligeramente a tu alrededor, no muchas personas deben recordar tu incidente, además deben tener mejores cosas que pensar. A tu lado, en la otra ventana esta ese pequeño niño que te mira con curiosidad. ¿Te recuerda a ti mismo? Ese no te salió con un hilo de soberbia “bicho raro”. Los niños entre sí no suelen ser muy distintos, al menos no van pensando en si ésta o aquella persona son buenas o malas. Yo también odio esas dos palabras pero no me queda más que usarlas.

Bueno, a tú lado se acaba de sentar una señora. Lograste engañarme y parece que a la señora también. No sé si finges ser amable o si realmente lo eres, la señora preferirá creer lo primero mientras yo lo segundo, y tú sigues en ese neutro, lo que nos une en una plataforma de observación distinta a la señora y a mí. Desde ahí, esta mujer que debajo de ese rojizo opulento talvez oculta algunos pares de hebras plateadas y yo, te observamos con una compasión casi noble, ambos sabemos que hubieras preferido que junto a ti se siente una mujer fresca y entera.

Pero la buena dama no te conoce tan bien como yo, y sé que la única diferencia que hubiera existido entre ella y la veinte añera es una cantidad ínfima de sudor en tu frente, una sonrisa disimulada y una fricción intensa, ligera y disimulada. Vamos, yo sé que nunca le hubieras hablado, y si te gustaba, probablemente ella tampoco a ti. No le culpes a la ciudad de fría, debe ser algo más relacionado a las costumbres, de esas que van perdiendo el significado, en fin, yo no sé…

Llegamos. Esa extraña sensación; ese extraño cliché. Vuelve a tu centro, ahí está, mírala, dime que recordabas esos ojos entre amarillos y castaños. Del color de un árbol cuyas raíces bebían oro. Su piel no se puede describir ni sus cabellos negros que aunque lacios envuelven un espacio infinito ¿Si llegas a tenerla, me vas a dejar disfrutar de ella contigo?

Friday, February 23, 2007

Dicen que la negra

Dicen que la Negra habla con Dios. Dicen que cuando está ahí parada en la esquina no es que está vendiendo su cuerpo sino que espera la llegada de su Señor. Y a pesar de que la gente habla mucho, hay algo en la Negra que me lleva a pensar que si ella no habla con el Supremo, por lo menos le saca unos centavos.

La Negra no es cualquier mulata, la Negra nació con la bendición de aquellos pocos a los que se les abre la puerta del cielo, será por tener alas, será porque está buena, la cosa es que la Negra no pertenece a este mundo. No es como las mujeres de por acá. Este mundo es frío y cálido; ella es templada; este mundo es alegre y cruel; esta mujer de quién les hablo es como una niebla, es una calma, es un gris.

Lo más irónico, es que los que viven en el cielo son los que no creen en Dios. La Negra lo ha visto con sus propios ojos y ella sabe lo que dice, pues no es como nosotros, ella se parece más a lo que este mundo necesita… quisiera poder entender qué es ese algo. Pero entender toma tiempo y esfuerzo, y esos dos elementos le sirven a uno nada más para buscar la comida.

La Negra sabe contar sus historias, nos dice que cuando va al lugar divino, es Pedrito el que está en la puerta, y que no es un santo, es uno de nosotros. El lugar es muy bonito, y como no, si está bendito con eso a lo que llaman plusvalía. Una vez uno de esos sindicalistas quiso explicarme que mismo es esa vaina. Me dijo que es con lo que los ricos se hacen ricos; que es nuestro sudor. Yo le dije que mi sudor nunca me ha dado dinero sino que más bien me aleja de las hembritas. Magia transformar eso es dinero.

La única magia que yo conozco, es la de las curvas de la Negra. Que la virgen me perdone pero hasta a ella le diera envidia. Por eso es que ella se va directo donde los grandes, por eso es que Pedrito le deja pasar, porque él sabe lo que vale esa mujer, que no sé como mismo es que vino a parar acá a la tierra, esta tierra que no sirve para producir un guineo, esta tierra que ni siquiera es asfalto.

Saturday, February 17, 2007

Ser y existir (especulaciones)

Cuando nos situamos en el mundo y tenemos por cierto el hecho de que estamos en un lugar (aunque sólo sea eso), no importa que sea imaginario, lo único que tenemos por cierto es eso. No importa si tan sólo en el sueño de un calamar gigante, o talvez en un electrón de un átomo gigante de un zapato viejo; nos sabemos pensantes.

Dada esta primera condición, podemos partir de dos elementos frente a lo que nos rodea, en primer lugar que somos, y en segundo lugar que existimos. Cuando aplicamos a lo que tenemos por nuestro ser dichas palabras hay algo que cambia y es la manera en cómo se aplica una y otra:

Yo soy…


Cuando afirmo que yo soy, pienso en las cualidades intrínsecas que me componen, observo semejanzas y diferencias: soy un ser humano igual que aquel que camina en dos patas y reacciona de una forma similar a la mía ante ciertos impulsos; soy un hombre porque no tengo dos protuberancias en el pecho como las mujeres. Cuando digo yo soy me delimito frente al mundo, y de esa manera me estructuro como una idea.

Aparentemente, puede parecer que confundo la concepción copulativa de ser con la que podríamos llamar ontológica, pero en realidad lo uno lleva a lo otro. Mi ser es mi esencia o naturaleza y eso está fuera de cualquier concepción espacio-temporal, es la idea que existe de mí mismo, y así como existe un ser de mi persona, de la misma manera hay un ser para cualquier cosa que pueda ser pensada.

Cuando Parménides dijo que pensar y ser son una misma cosa, enmarca todos los límites del ser; Estos límites incluyen nuestros límites, el pensamiento está delimitado por lo que es y en ello está incluido nuestra capacidad imaginativa que crea y destruye al mismo tiempo; cada idea queda inmortalizada y es, porque siempre fue: del todo atrapamos cualidades y las encerramos en una ilusión llamada ser.

Yo existo…

Volviendo a mí mismo, otra cosa que puedo afirmar (y talvez con más seguridad que “yo soy”) es que existo. No puedo demostrárselos, pero ustedes si pueden comprobar que existen, valga decir que talvez es esta la única cosa de la que podemos estar seguros. Aquí existe una divergencia, cuando afirmo que soy, puedo considerarme un ser cambiante y nunca retener un ser, pero siempre voy a ser; en cambio, cuando pienso en que yo existo, existe una pequeña molestia: no siempre voy a existir.

Dejemos de lado las aseveraciones cristianas, pues no voy a hablar de planteamientos fuera de este mundo (que es). Centrémonos en el hecho de que nuestra ilusoria unidad enraizada en la conciencia dejará de existir. Es aquí donde se halla la primera pista de porque ser y existir son diferentes. Yo diría que es una cuestión en primer lugar objetiva (subjetividad colectiva) y otra que una de ellas está estrictamente en función del tiempo, sobretodo frente a la consideración de la existencia de un objeto ajeno a nosotros mismos.

Yo existo porque me sé presente, pero los otros saben que existo porque también me ven. Y refiriéndonos a un objeto distinto, lo que descomplejizaría un poco el problema, afirmamos que algo existe porque está ahí y un yo y un tú lo están viendo por medio de un vínculo fiel que marcan los sentidos. Ya sé que era el mismo Parménides el que mandaba a desconfiar de los sentidos, pero es este el vínculo más estrecho que nos une a otros seres que también se dicen existentes.

Por último, está la temporalidad en función de la existencia. Es aquí cuando me voy del lado de Heráclito de Éfeso quién pronosticaba hace 2500 años que la materia se transforma y todo deviene. No podemos decir que nada es eterno pues nada existe siempre. [1]

Englobando unas pocas palabras más

Cuando algo es, queda inmediatamente descartado del proceso del devenir. No se debe afirmar que algo sea en la misma manera en la que exista. La idea de la revista que tengo en frente la hace ser: la revista es. Cuando el tiempo pase y la revista se destruya puedo decir que la revista fue y dejó de existir. Pero la idea de la revista no ha dejado de existir y aunque sea casi imposible que alguien reconfigure la idea de una revista extinta, todas las configuraciones de ser están ahí eternas e incansables, basta que una movida del azar reconfigure la idea para demostrar su inmortalidad.




[1] Estoy apenas usando referencias presocráticas. En un futuro no muy lejano talvez haga ciertas rectificaciones basándome en la metafísica aristotélica

Wednesday, February 07, 2007

Roterdot

Al entrar al edificio abandonado de Roterdot, éste sólo reflejaba como un espejo la expiración de la ciudad. Se me escaparon unas lágrimas, aunque inútiles, así también inevitables. Por unos pocos segundos se cruzó por mi mente la idea de dar la vuelta y correr frenéticamente aunque sea hacia otra muerte, una camuflada por un sueño (aunque ya había perdido incluso esa capacidad). El edificio lleno de moho con sus paredes amarillentas sólo era un epíteto de la ciudad asolada.

Con un pertinente temblor en las piernas empecé a subir, cada vez más despacio las escaleras del viejo edificio que envejecía conmigo, así como los niños que envejecen ante el fallecimiento de la esperanza; en la torre la luz amarillenta maduraba cono el queso al entrar. Como iba contando los escalones, fue en el decimoséptimo donde escuché el primer grito:

- ¡Nunca hablaré de esto Roterdot, jamás!

Me paralicé por completo. Ahí estaba. Y yo, dirigiéndome hacia él. ¿Cómo es posible que dentro de mis venas aún fluya el miedo? La resignación yacía borrosa lejos; de mi mano caminaba la desesperación, la locura… y de la mano de ellas reinicié mi camino, lo merezco, todo por Luciana.

- ¡Roterdot! Mis venas consagrarán mi juramento, ¡acepta mi juramento!

Que gritos tan terribles, el grito de aquel hombre que es el terror en sí mismo, de quién decían que su mirar reducía a los hombres a tímidas palomas, el dueño de Luciana. Sus gritos llenaban las paredes de un miedo, que a su vez hacía gritar a ellas mismas, lo que producía un eco caótico al que no sé que condición sobrehumana me permitió resistir.

Ascendía por las escaleras maquinalmente, y el metrónomo de mis pasos me llevó sin duda a mi destino, estar parado frente a la puerta entreabierta donde él estaría. La puerta me eligió. Al abrirla la luz del sol me llegó directo hacia los ojos y un líquido lleno de vida mojaba las paredes y reflejaba las caricias naranja del atardecer. Era la sangre de Lucía…

- ¡Roterdot, desdichado testigo de mi dolor! Jamás nadie volverá a hablar de esto, te lo juro! Yo… ¡te lo juro!

Cuando el brillo se disipó entonces la cruel escena se reveló con toda su fuerza. Los pétalos rojos liberados del jardín conductor de vida de Lucía decoraban todo el lugar. ¿Por dónde se le escaparía la vida? Estaba herida por todas partes. Lo único que mantenía junto todo su cuerpo era él, quién lloraba desesperadamente; no sé como la habitación no estaba inundada con ambos líquidos entremezclados.

Ahora formaba parte de la escena, pero ajeno a ella. No estaba mi presencia o no importaba, él jamás me miró, aunque sabía que yo estaba allí, aunque era por mí por quién la había matado. Lucía, ¿qué es la vida y como pude quitarte ese algo que tú me diste? No pude evitarlo, era en ese momento tan sólo un insecto encantado en este tartáreo jardín escarlata.

Una disonancia al otro lado del cuarto me despertó del delirio. Era Roxana, encogida en una esquina tratando de hacer su respiración inaudible. Pobre muchacha inocente, al fin tenía la apariencia de la niña que era, igual que tú Lucía. Querían ser mujeres de mundo cambiando un poco de su ser a los hombres quienes a cambio les ofrecían una miserable herencia. El mismo número de latidos que ellos ganaban al poseerlas, ustedes perdían. Eso hizo Lucía con ese hombre y tan sólo una vez conmigo, Roxana con no sé cuantos. Mal truque Lucía, por mí cambiaste todos tus segundos, por un grillo que ni llegaba a luciérnaga.

Roxana me miró y sus ojos divagaron entre sentimientos idénticos de miedo. Silenciosamente la tomé de la mano y traté de levantarla. Se negó, con un susurro ahogado me dijo:

- Nos va a matar no entiendes, ¡entiéndelo inconsciente!

Tenía razón, estábamos muertos desde que fuimos descubiertos, yo como traidor, ella como cómplice. Pero me perturbaba tanto la imagen de una niña sin esperanza, ni siquiera podía imaginar eso como ficción. Tenía que regalarle algo, tenía que alimentarla con una ilusión.

- Vamos, no seas inconsciente, ahora podemos huir.
- No, no entiendes nada…
- ¡Roterdot! – se escuchó en el fondo vibrar y Roxana no pudo contener el llanto.

Ese grito se metió por los poros y nuestros huesos parecían campanas gigantescas por la forma de vibrar, perdían su dureza; no obstante, tomé a Roxana, la subí en mi hombro y salí del cuarto fingiendo ser silencioso, como si mis pasos pudieran camuflarse con el llanto de aquel que me mataría; su llanto que hacía temblar a todo el edificio.

Roxana me golpeaba la espalda, tuve que dejarla bajar. Su rostro demacrado, mirándome.

- ¿Para qué, para qué esta farsa?
- Tenemos que huir, nos va a matar
- ¡Maldita sea! Tu jamás podrías ni rasguñarlo
- Vamos, no hay tiempo…
- ¿En dónde quedó tu cordura?
- …
- ¿La amabas?

Ahora era yo quién se desarmaba y renunciaba al teatro que armé. Gotas salinas salían de mis ojos, que en Roterdot al caer, resonaban al igual que los gritos. Hablé maquinalmente:

- Vamos
- Está bien – me respondió

La tomé de la mano y empezamos a flotar cuesta abajo sobre las escaleras ¿Cómo puedo llamar el sentimiento que se regó sobre nuestro rostro a la par del sudor. Los gritos seguían ahí, pero se hicieron leves, hasta que salimos del viejo edificio. Roxana empezó a caminar hacia el pueblo lentamente y yo decidí tomar otro camino, pues ya no podía sostener por más tiempo ese hipócrita sentimiento de falso héroe. Rodeé el edificio. Detrás de él había un lote abandonado que daba hacia el ocaso. Me dirigí hasta el y quedé frente a la ventana donde aún estaban él y ella…

- ¡Nunca te perdonaré Roterdot!

Aquella sentencia se regó fuera de las paredes. Fue lo último que escuché; sabía que tampoco a mí me perdonaría.